“Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos”. Proverbio chino
No es ningún secreto mi falta de fe en los Pumas. Siempre he creído que los buenos proyectos van acompañados de inteligencia para tomar decisiones y dinero para llevarlas a cabo. Pumas tenía la primera pero no la segunda. Rayados tenía la segunda, pero no la primera. América tenía ambas y bailó. León es caso aparte.
Es cierto que la “chiripa” o el momento te puede alcanzar en la Liga MX incluso para ser campeón, pero no para ser constante. Pumas tiene problemas financieros desde hace varios torneos y cada vez se deshace de sus jugadores destacados y trae otros de menor calidad. Díganme si eso no era la receta perfecta para la mediocridad.
Pero llegar a semifinales en 2 de los últimos tres torneos no es obra de la casualidad. Aún creo que no tienen la fórmula para ser constantes ganadores o campeones, porque al final el talento (o la falta de este) pesa en el resultado final. Pero dejé de lado la mística.
Es esa cosa en el ADN de la institución, ese amor propio, esa identificación con los colores y con el escudo, ese saber que te minimizan y el querer callar bocas (auch), ese pelear y luchar en cada momento pese a ser la víctima en el papel, ese guerrero derrumbando gigantes, esa hermandad entre jugadores, DT y auxiliares y la afición. Aprende Chivas.
Pues ha sido eso lo que ha llevado a la UNAM a casi estar fuera de la Liguilla a entrar en el lugar 11, a eliminar a Toluca y a despedir al superlíder América. ¿Le servirá ese “momentum” para pasar sobre Atlas y llegar a otra final?.
Como vieron, mis predicciones tienen el 50% de efectividad y yo digo que el campeón saldrá de la serie entre León y Tigres. Deseo que sea Tigres pero creo que será el León.
Al final en los números fríos quedará Pumas solo como una buena historia de Liguilla.
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