Estamos en la era de la sensibilidad extrema, donde todo ofende, todo molesta y todo se denuncia. Donde todo tiene nombre y etiqueta como si se tratara de un artículo de super mercado.
La lucha a favor de muchas cusas han convertido al mundo en una guerra disfrazada en la búsqueda de la aceptación y demás conceptos desempolvados del diccionario.
En qué momento se perdió el respeto a la vida en general. Por qué ahora necesitamos de una organización que nos respalde y que nos defienda; o es para reforzar el sentido de pertenencia, lo dudo realmente.
Recientemente pude ver el ataque dirigido al hombre, de una manera desmesurada y generalizada. Lo más lamentable, el mensaje a los niños y jóvenes de quién es quién.
En el marco de celebraciones a la mujer, hubo quien aprovechó para encontrar culpables, dejando de lado el verdadero objetivo de dicha fecha. Repruebo la violencia hacia cualquier ser humano, en cualquier grado.
No se habla ni se defiende a los hombres que crían a sus hijos solos y que son abandonados por sus esposas, de los niños violados por mujeres, del acoso sexual al hombre, de la violencia hacia los hombres.
La sensibilidad de la que hablo, en mi apreciación, está cimentada en la doble moral, porque finalmente, ¿quién cría y forma en la mayoría de los casos a los hombres machistas, acosadores, violadores y violentos?
Soy la primera en defender el gran poder de la mujer, siendo huérfana de padre a muy temprana edad, vi a mi madre engrandecerse ante la adversidad y luchar para sacar a delante a 9 hijos sola. Mi madre sufrió violencia, rechazo y desigualdad de una manera brutal, no precisamente siempre por parte de un hombre; y en casos en los que sí; con palabras sabias expresaba: No todos son iguales.
Somos la madre de todas las influencias, fomentemos la paz desde el hogar, valoremos las habilidades y gustos de cada integrante de nuestra familia, para multiplicar los logros personales de cada uno, sin importar su género. Hablemos de respeto diariamente, seamos ejemplo de una verdadera igualdad. Por mí, por mi esposo, por mi hijo y por mi hija. Tenemos ese poder, hagamos buen uso de él.
Gabriela Guerrero Sánchez “Kiki”
