Lo conocí en el periódico Laredo Ahora, aunque ya había oído hablar mucho de él, pero sobre todo había leído sus escritos. Era alto y fornido, pues en sus tiempos fue luchador, como igualmente fue músico, pues era multifacético, ya que pese a no tener estudios era una persona que le gustaba incursionar en diversos rubros, tan así que aprendió periodismo e incluso fue escritor.
Tal vez fue muchas cosas más en su vida de joven, pero ya de viejo se encasilló en el periodismo y llegó a ser uno de los periodistas de los que más se hablaba en Nuevo Laredo. Aparte de cubrir la fuente municipal para el Laredo Ahora tenía una columna que se titulaba “Digo” y que me gustaba mucho porque siempre empezaba sus relatos haciendo referencias a épocas pasadas, y actualizándolas a hechos del momento. De hecho sinceramente este espacio ha sido copiado de ese estilo. Fue además el “golpeador” oficial, periodísticamente hablando, del profesor Pedro Pérez Ibarra. Era de los que se sentaba en la mesa del líder cetemista, cuando este convivía con sus allegados en el desaparecido Café Plaza. Siempre apuntando, y captando lo que el “profe” quería que se escribiera de sus enemigos políticos.
Ejerció su labor continuamente en el Laredo Ahora, hasta que este cerró aquel 7 de diciembre de 1992, tras la debacle de Pérez Ibarra, quien huyó al extranjero. Por un tiempo estuvo inactivo en el medio, pero más adelante, en 1996, se incorporó al periódico Última Ahora, donde se hizo famoso por crear una columna que se titulaba “A como veo doy” y la firmaba con el seudónimo de “El Hombre de Negro”, y donde hacía “garras” a todos los políticos y personajes del ámbito gubernamental.
De ahí pasó a El Mañana. Más adelante el citado enfermó y finalmente falleció. Su nombre era Genaro Gabriel González Gaucín, “El Hombre de las 4G”. Para mí fue una persona admirable, tanto que le llegué a copiar el estilo, pues aún recuerdo cuando llegué al periódico Última Hora, el entrañable amigo Benjamín Galván Gómez (+) me dijo “por qué no te haces una columna picosita como la que tenía Genaro” y fue así que resurgió el Chismorreo y el seudónimo de Alma Niger.
Y digo resurgió porque cuando estaba en Laredo Ahora inicié mis pininos como columnista con un espacio justamente denominado Chismorreo, solo que con el seudónimo de “Hulerón”, a instancias de otro de mis maestros, Gabriel Ramírez Ortiz (+), pero a la vez motivado por los propios escritos de Genaro. Y del susodicho también le admiré el hecho de que editó dos libros, el primero de ellos titulado “Los Murciélagos” y otro llamado “El Líder”, de los cuales tengo la fortuna de tener ambas ediciones, e incluso firmadas por el autor.
“El Líder” fue de estilo biográfico e histórico dedicado al profesor Pedro Pérez Ibarra, su vida y obra, y “Los Murciélagos” fue una novela de corte policiaco que trata la historia disfrazada del asesinato de la familia Morales Camou registrada a inicios de la década de los 40, y enlazada con la historia de un joven político que al ser postulado como candidato cae presa de una crisis moral al saber que su padre fue partícipe de dicho crimen, y su herencia procede de la sangre derramada de los inocentes.
Y precisamente este próximo martes 29 de octubre en punto de las cinco de la tarde la Asociación de Periodistas de Nuevo Laredo tendrá una lectura de dicho libro editado en 1991, en Estación Palabra. Esto dado a que mucha gente pregunta por el libro, y ya no hay ediciones. Así es que los interesados en saber del mismo, y sobre todo ver ejemplares de la única edición, están invitados al evento. Sin duda a GGGG le dará gusto saber, desde donde está, que su epítome sigue causando interés.
