Los economistas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevén que el comercio mundial crezca en 2018 y 2019. Sin embargo, este crecimiento depende de la evolución de las políticas comerciales proteccionistas, como las de EE.UU. y China; debido a la incertidumbre que generan en empresarios, inversionistas y consumidores. Esta situación se plantea más complicada con el endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales y las tensiones geopolíticas existentes. Ante estos factores, es importante valorar los beneficios compartidos que generan los acuerdos comerciales basados en el diálogo y compromiso mutuo.
La OMC pronostica un crecimiento en el volumen del comercio de mercancías del 4.4% en 2018 y del 4.0% en 2019; dicho crecimiento se mide con el promedio de las exportaciones e importaciones globales. Las cifras son menores al repunte de 2017, que fue del 4.7%. A pesar de la baja, las cifras siguen siendo positivas en comparación con el crecimiento promedio del 3.0% después de la crisis iniciada en 2008. Dicha aceleración fue impulsada por un mayor crecimiento económico, derivado del incremento en las inversiones y a una mayor expansión fiscal en las distintas regiones.
El crecimiento reportado está en riesgo por la guerra comercial entre EE.UU. y China. Esta guerra ha aumentado la incertidumbre, por el temor a un cambio en los mecanismos para establecer acuerdos, hasta ahora utilizados. El nerviosismo es claramente justificado. Una consecuencia de esta tendencia proteccionista es la posible alianza de Francia y Alemania con Estados Unidos, para tomar medidas concretas que hagan frente a la expansión de la economía china. Una alianza de esta magnitud podría fortalecer la tendencia proteccionista de Trump, afectado a otras economías, como la mexicana.
El endurecimiento de la políticas monetarias por parte de los bancos centrales provocará fluctuaciones en los tipos de cambio y de las corrientes de capital, que de igual manera perturban el crecimiento comercial. En el caso de México, este endurecimiento reducirá, en el corto plazo, el volumen y precio de sus exportaciones, generando desequilibrio en su balanza comercial. Por último, las tensiones geopolíticas reducen las corrientes comerciales, por el temor a ataques cibernéticos; lo que afecta el comercio de servicios.
Si las naciones continúan con las reformas estructurales que han asegurado su apertura comercial se dará lugar a una aceleración en el crecimiento económico doméstico, regional y global, así como se registrarán incrementos en el comercio y la producción. La continuidad asegura una recuperación más autosostenida, para aumentar la posibilidad de obtener resultados positivos. Es importante que las naciones, y sobre todo México, por la fijación de Trump con el mismo, se mantengan alertas a la evolución de las políticas proteccionistas para establecer estrategias que sigan coadyuvando el crecimiento económico global, así como el desarrollo integral de sus sociedades.