El 2017 fue un año emblemático para México, y en 2018 se prevén más retos. El difícil contexto internacional, los sismos de septiembre y los tiempos políticos marcaron este año, y plantearon los precedentes para los grandes temas de 2018.
Los acuerdos políticos y económicos a nivel internacional están cambiando. El surgimiento y consolidación de movimiento populistas, como el Brexit, que promovió la salida de Reino Unido de la Unión Europea, y las acciones proteccionistas del gobierno de Donald Trump, están modificando la forma de hacer acuerdos. En este contexto, políticos, especialistas y empresarios deben buscar opciones que amenorizen el impacto a la economía de las familias mexicanas.
La reconfiguración de acuerdos internacionales plantea dos grandes retos para México: la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la respuesta a la recién aprobada Reforma Fiscal de EE.UU. La renegociación del TLCAN ha generado incertidumbre en la economía mexicana, debido a la posible salida de EE.UU. y sus efectos en la productividad de México. Aunado a lo anterior, la aprobación de la Reforma Fiscal ha alertado a los analistas por la posible perdida de competitividad de nuestro país en la región.
Los sismos de septiembre, así como inundaciones, deslaves, entre otros desastres naturales que sucedieron este año., dejaron miles de víctimas humanas y centenares de hogares destruidos. La ciudadanía y el gobierno mexicano se organizaron para brindar apoyo a las personas damnificadas, y en muchas de las ciudades afectadas, los ciudadanos superaron el número de militares y personal de rescate en las calles; la sociedad civil organizada hizo suyas las acciones de ayuda humanitaria y continua apoyando las estrategias de reconstrucción del gobierno.
Las elecciones de 2018 están a la vuelta de la esquina, y en 2017 arrancó la competencia de aspiraciones políticas. El escenario electoral del próximo año prevé un contienda áspera y con mucha fragmentación del voto. En respuesta a esto, los partidos han optado por competir en alianzas electorales. El gran reto es conciliar la ideología e intereses de militantes y ciudadanía en proyectos de gobierno incluyentes y que aseguren gobernabilidad.
Se deben establecer estructuras que contribuyan a la cooperación y generación de acuerdos entre partidos y militantes, así como mecanismos que fomenten la participación ciudadana. Las alianzas inscritas deben tener visión a largo plazo, para proponer plataformas y programas que no culminen en la contienda electoral, sino que trasciendan a verdaderas coaliciones políticas, que generen gobiernos legítimos, eficientes y estables.
El 2017 fue un año con muchas coyunturas políticas, sociales y económicas, y hemos salido adelante. El 2018 trae nuevos retos, y con éstos, nuevas oportunidades. En México sabremos aprovechar a nuestro favor la reconfiguración internacional, a la vez que reconstruimos nuestro país y, sobre todo, fortalecemos nuestra democracia.
