De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta región será la más golpeada del mundo en desarrollo por la crisis derivada del COVID-19. Antes de la pandemia la región ya mostraba una trayectoria de bajo crecimiento económico; si sumamos los retos del 2020 como la necesidad de implementar políticas de confinamiento, distanciamiento y la suspensión de actividades no esenciales, nos encontramos ahora en la peor crisis económica, social y productiva que ha vivido la región en los últimos 120 años.
La semana pasada la CEPAL dio a conocer el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020. En lo que respecta a la economía Mexicana, el organismo prevé que el PIB de México caerá 9.0% en 2020. Para 2021 la CEPAL prevé que el PIB aumente un 3.8%, debido principalmente a la recuperación gradual de las actividades, lo que en gran medida dependerá de la disponibilidad de la vacuna contra el COVID-19.
La crisis de la que hablamos se refleja en el aumento de los niveles de desempleo, pobreza y desigualdad. Es precisamente la desigualdad un factor determinante para los altos niveles de contagios y muertes que vemos en México. Entre las recomendaciones de la CEPAL para llevar a la región por el crecimiento sostenible destaca el mantener las políticas fiscales y monetarias, que no solo vayan dirigidas al crecimiento económico sino también a la inclusión social y a la universalización de la protección social.
La complicada situación en la que nos encontramos me lleva a reafirmar la necesidad de una nueva forma de enfrentar los retos que vivimos y los que estamos por enfrentar, mediante una sociedad en donde todos sus integrantes impulsemos el bienestar, promovamos los derechos humanos y la igualdad. Este nuevo pacto social debería basarse en la solidaridad, la equidad, la justicia, la interdependencia. Sin duda el gobierno juega un papel fundamental y central en la construcción de este nuevo pacto, pero considero que su éxito dependerá de la estrecha colaboración que tenga con el sector privado y social.
Debemos buscar crecimiento acompañado de desarrollo. De lo contrario la pobreza, la desigualdad y los latentes problemas que caracterizan a México y América Latina continuarán creciendo.