El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó nuevamente su pronóstico de crecimiento para México. La previsión se redujo de 1.3% a 1%, en la actualización del Informe de Perspectivas Económicas Mundiales, presentado en el Foro Económico Mundial en Davos. La falta de inversión es la causa principal. El Gobierno Federal volvió a desestimar las previsiones del organismo internacional, a pesar que uno de los factores que inhiben la inversión es la falta de políticas públicas que la favorezcan y el discurso conservador en contra de la inversión privada.
En Davos, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, señaló que en 2020 se espera que la economía global crezca un 3.3, por encima del 2.9% registrado en 2019. La noticia es positiva, porque se evita una recesión mundial. Sin embargo, la directora advirtió que la recuperación proyectada sigue siendo incierta y pude cambiar si continúan los conflictos comerciales internacionales, los riesgos geopolíticos, así como el impacto medio ambiente que compromete el crecimiento a largo plazo.
A pesar de la previsión al alza de la economía mundial realizada, para el caso de México se prevé un crecimiento del 1%, lo que implica una reducción del 0.3% en comparación con la previsión anterior. La principal causa es la debilidad en la inversión. Observación que no sorprende por dos razones, es normal que en todo inicio de gobierno se genere un poco de inestabilidad económica y por otra parte que el gobierno actual mostró en su primer año una postura negativa ante la inversión privada y no incentivó la misma a partir de políticas públicas que redujeran la percepción de incertidumbre.
En esta ocasión, el Gobierno Federal fue más diplomático ante la previsión de crecimiento realizada por el FMI. Sin embargo, se vuelve a desestimar la información, al considerar que hay indicios que la economía mexicana tendrá un desempeño mejor al previsto por el organismo internacional. Es verdad, hay algunos indicios de mejora para el desempeño de la economía, como la próxima ratificación del T-MEC por parte del parlamento canadienses. El T-MEC, sin duda, contribuye a reducir la percepción de incertidumbre, pero también se debe considerar el impacto del economía global, así como la falta de fomento a la inversión.
El desestimar factores que influyen en la economía, como lo es la inversión o el impacto global, no genera certeza para la toma de decisiones que realizan los inversionistas. El gobierno federal debe considerar toda la evidencia existente para diseñar políticas que atiendan realmente las limitantes para el crecimiento de la economía mexicana. Esto reducirá la incertidumbre y hará de México un país atractivo para los capitales de todo el mundo.
