Vivimos una nueva era donde ya es normal que de un día para otro la gente decida cambiar de partido, de siglas, de colores.
No decimos que este bien, solo hacemos hincapié en que es una situación de lo más normal.
El magisterio de Nuevo Laredo está multi-fraccionado. Es cierto que hace algún tiempo los maestros estaban obligados a pertenecer al PRI, luego se les dio libertad para irse con quién quisieran. Los maestros andan con quien les conviene.
En el 2015, el Panal postuló como su candidato a la diputación federal al maestro Sergio Bocardo, en plena campaña decidió renunciar y apoyar al PAN.
Aurelio Uvalle toda la vida perteneció al PRI, luego este partido se lo prestó al Panal para lanzarlo como su candidato a diputado local y desde hace algunos meses está con el PAN.
Marisa Zarate fue regidora por el PAN en el trienio 2013-2016 y ahora es candidata a esa misma posición pero por otro partido.
Socorro “Coquis” Moreno fue regidora del PRI en el trienio 2005-2007, desde hace dos años se integró al PAN y recién acaba de oficializar su querencia partidista.
Al que de plano la suerte le hizo una mueca es al doctor Jorge Ramírez Rubio, quien militó varias décadas en el PAN, en el 2013 renunció a ese partido y se fue al MC. No previó que ambos más tarde el MC haría alianza con el PAN y ahora apoya al partido al que hace poco combatió.
Ramón Garza Barrios fue alcalde por el PRI y ahora busca repetir por otro partido.
Con tantos cambios, hemos mencionado unos pocos casos, pero hay centenas.
Insisto, no decimos que esto sea correcto, pero se repite con tanta frecuencia que ya es normal.
Sorprendente sería que de pronto Betty Flores, Raúl Salinas, Pete Sáenz, entre otros personajes de la política laredense, decidan migrar al lado mexicano y hacer grilla de este lado.
Igual y ocurre más adelante, mientras tanto que nadie se sorprenda porque los políticos neolaredenses cambian de partido.