“El “Brexit” ya no es una incertidumbre sino una realidad”. El Parlamento de Reino Unido (RU) aprobó la salida de su país de la Unión Europea (UE). El periodo de transición inicia el 31 de enero y concluye el 31 de diciembre de 2020, con posibilidad de prórroga para extender el periodo. La transición será compleja por las negociaciones en asuntos clave para ambas partes. El Brexit es un parte aguas para la UE y para el sistema de cooperación internacional actual, en el que cada vez existen más posturas proteccionistas.
La Cámara de los Comunes aprobó el jueves 9 de enero, con 330 votos y 321 en contra, que RU dejará de ser el miembro número 28 de la UE. RU se sumó al bloque continental en 1973, pero en 2016 se realizó un referéndum no vinculante en el cual el 52% de la ciudadanía votó por la salida. El ex primer ministro James Cameron se aseguró de posicionar el tema en la agenda política; su predecesora Theresa May dio continuidad al tema, así como el actual primer ministro Boris Johnson, que logró la mayoría requerida para hacer del Brexit un realidad.
Los últimos tres años, el Brexit fue un tema que generó división política en RU y en la UE, existen posturas que argumentan a favor de la salida y la soberanía de la Gran Bretaña y su contraparte que reconoce los beneficios generados por pertenecer al bloque. Hoy, “el Brexit ya no es una incertidumbre sino una realidad”, afirmó Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. A su vez, resaltó la importancia de reducir las diferencias entre las partes y no presionar los tiempos de negociación a 11 meses, como lo ha propuesto Boris Johnson.
Von der Leyen acierta en sus comentarios. La relación requiere un nuevo tratado que evite un escenario de separación abrupta, “Brexir duro”. Lo anterior es necesario para no generar fricción en las relaciones comerciales, económicas y diplomáticas entre el Gobierno Británico y la Comisión Europea; que siempre terminan afectando a los ciudadanos. Existen asuntos clave como el intercambio de mercancías, arreglos arancelarios, acceso a servicios financieros, derechos de aviación, seguridad compartida, libre flujo de ciudadanos y el caso de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que podría generar retroceso en temas de seguridad.
El Brexit es un parte aguas para la UE y para el sistema de cooperación internacional. El sistema de cooperación económica, social y política se regionalizó, lo que contribuye a mejorar las condiciones de vida de millones de ciudadanos en todo el mundo.
Sin embargo, liderazgos conservadores como el de Boris Johnson y Donald Trump, entre muchos otros, proponen regresar al nacionalismo proteccionista, lo que afecta el desarrollo global y genera actos de violencia xenófoba, como se ha visto en varios lugares del planeta. Esperemos que el Brexit no sea el inicio del final de la diplomacia internacional antes de las confrontaciones arancelarias, tecnológicas, bélicas o todas las anteriores juntas.
