Chulada de menú:
Hígados de ganso con jalea de champaña
Huevos rellenos de caviar ruso
Langosta a la americana
Arroz a la criolla
Timba de jamón de york a la florentina
Pato en salsa de curazao
Crepas de cajeta de almendras
Vinos: Chabalis 1946, champaña Charles Heidesk
Todo esto acompañado por un sexteto de cuerdas
Este menú tan especial se sirvió el 7 de junio de 1951, durante un convivio que los dueños de los medios de comunicación le ofrecieron al Presidente Miguel Alemán. Así nació el Día de la Libertad de Expresión, derecho consagrado en la Constitución para todos los mexicanos, no para un gremio en particular.
Cada año, los propietarios de los medios se reunían con el ejecutivo federal y en corto le exponían sus problemas y proyectos y encontraban respuesta de parte del Presidente en turno.
Eran reuniones íntimas, cercanas, había simpatías y empatías de uno y otro lado.
Si en principio los dueños de los medios de comunicación ofrecieron el convivio, con el paso de los años, fue la autoridad la que invitaba.
Décadas atrás, en 1926, el Presidente Plutarco Elías Calles autorizó la institución del Día del Periodista, el 4 de enero, un día después de que muriese Manuel Caballero, decano de los periodistas, a quien la historia ha olvidado, pues la realidad es que los mexicanos recuerdan más a un Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, Manuel Payno, Guillermo Prieto, Ricardo Flores Magón, Filomeno Mata y muchos más.
De esta manera la autoridad se acercaba a los redactores y los reporteros, con los que estaba en contacto diario; después, con la institución del 7 de junio, cerró la pinza, al acercar a los dueños de los medios.
Esto del 4 de enero y el 7 de junio, cada año despiertan controversia en el gremio periodístico, desde los que dicen que no hay nada que festejar, hasta los que quieren que se les festeje de más.
El 4 de enero, el 7 de junio, son una fecha más en el calendario. A cada reportero y trabajador de los medios le corresponde decidir si celebra la fecha y cómo hacerlo. Lo mismo pasa en la vida misma. Cada quien habla de la feria, según le haya ido.
Imposible pedirle a quien perdió a su madre el 24 de diciembre que en pleno duelo ande de festejo. Tampoco puede andar contento quien fue a la feria y resulta que el carrito en el que se paseaba salió de control, se estrelló y quedó con una costilla rota.
En cambio estas fechas permiten hacer una auto-evaluación a quienes andamos en este gremio y enlistar las cosas malas que hemos vivido, pero también las buenas, que nos ha dado este oficio para unos y profesión para otros.
En fin, gracias a todos los que este día se acordaron de un servidor.