Ya entró la recta final –para fines prácticos- de las campañas políticas del proceso electoral más complejo de la historia contemporánea de México. En este punto ya quedó más que evidente que el presidente mexicano está participando activamente para impulsar su movimiento lopezobradorista, sin embargo, la apuesta de Andrés Manuel López Obrador es alta y muy arriesgada ¿Conseguirá su objetivo ganando en las urnas este domingo 6 de junio o habrá sido infructuosa su intervención?
Por mi ejercicio de consultor en comunicación política, desde hace más de un año he conversado con promotores del lopezobradorismo en Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Baja California Sur, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Ciudad de México, Oaxaca, y Chiapas; todos confían que obtendrán el éxito electoral por la imagen de Andrés Manuel López Obrador, además por los programas sociales emprendidos por su gobierno; en esto último, dudo tanto que sea efectivo que cuando les lanzo una pregunta provocadora -todos sin excepción- se quedan callados sin saber cómo rebatirme el punto “sí fuera por confiar solo en los programas sociales ¿no crees que nunca hubiera perdido el PRI (Partido Revolucionario Institucional), con buenos programas como Solidaridad, Liconsa, PROCAMPO, entre otros?
Lo cierto es que nadie, absolutamente nadie, puede medir de forma correcta el día-día –tracking poll- de la forma que podrá favorecer o perjudicar la intervención directa o indirecta de Andrés Manuel, menos tras el filtro de la pandemia del virus Sar-COV-2 que da origen al COVID-19, sumado a un alto grado de infoxicación –exceso de información proveniente en su mayoría de internet- de la sociedad mexicana, sin dejar a un lado el hartazgo hacia la política; por ello refiero que es una apuesta arriesgada de López Obrador. Si bien la mayoría de las casas encuestadoras ya ofrecen pronósticos anticipados del resultado que tendrán las gubernaturas en juego, así como de los principales municipios de México, yo no me atrevo a dar una opinión concluyente por lo que mencioné.
Esta semana conversé con Clara Luz Flores, candidata por MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) para gobernadora de Nuevo León, aunque con buena esgrima verbal evadió responderme sobre su último encuentro con Andrés Manuel López Obrador, le dije “en política no hay coincidencias”, pues tras la visita Presidencial –en sábado- a la Refinería de Cadereyta al día siguiente sale ella reconociendo su error; acto seguido, el presidente de México visita el domingo la Refinería de Madero.
En mi libreta de Apuntes de Comunicación Política ¿Qué puntos se deben revisar en el último tramo de las campañas para avizorar el rumbo que tendrá el lopezobradorismo? Este es mi ABC que les recomiendo:
A. Candidaturas captadoras del hartazgo
Primero, las candidaturas que no están dentro de la corriente lopezobradorista el punto de partida debe responder a la primicia y darle seguimiento ¿A quién le quita votantes?
B. Candidaturas oponentes al régimen
Segundo, las candidaturas que son oponentes al régimen –que son las que deben trabajar más y deben tener más fortalecidas sus casillas ¿Cuántos votantes está logrando retener y cuántos nuevos atraen?
C. Candidaturas filiales al régimen
Tercero, las candidaturas que son filiales al régimen conllevan más riesgos, desde mantener la calma al interior del lopezobradorismo hasta tener el control de la estrategia electoral ¿Están disciplinándose?
Se podrá debatir sí la persona de Andrés Manuel López Obrador debe o no intervenir para que sobreviva su movimiento lopezobradorista, pero lo que sí es un hecho es que su apuesta es alta y muy arriesgada. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com