Sorpresa está causando que en los recientes estudios de las casas encuestadoras están registrando un alto número de indecisos rumbo a la elecciones de 2021, incluso en algunas regiones ese segmento se ubica por encima de opciones políticas. Conversando con algunos actores políticos -incluso presidentes de partido- centran sus acciones por el nivel de posicionamiento que aparecen en esas mediciones, como consultor en comunicación mi recomendación es que analicen como prioridad al votante switcher, por una sencilla razón: ahí está la clave para diseñar el éxito electoral.
Cierto es que los indecisos –el segmento categorizado en las encuestas- no son los switchers, sin embargo, tras el desgaste que está teniendo la imagen partidista en los últimos años, tanto en México como en cualquier otro país, dentro del nivel de posicionamiento de un partido político o aspirante a elección popular se está ocultando el votante switcher que en cada elección va en aumento, y descendiendo drásticamente el voto duro. Como ejemplo solo hay que observar a Texas, que hasta la elección pasada había sido un bastión republicano, conforme se acerca el día de la elección Presidencial en Estados Unidos se pinta cada vez más en demócrata; una vez concluida la contienda por la Casa Blanca es muy probable que vuelva a regresar el votante texano a preferir al elefante rojiazul.
Otro elemento de juicio para recomendar que analicen como prioridad al votante switcher es la pasada elección Presidencial de México en la que ganó Andrés Manuel. ¿Había una sólida estructura morenista en todo el territorio nacional? No ¿De dónde salieron los 30 millones de votos? Precisamente del voto switcher que transitaban entre dos opciones políticas, sumando el voto útil o volátil. Durante dos años de gobierno de López Obrador –de acuerdo a las encuestas- regresó a su base votante original, entre 10 y 15 millones.
Entrando en materia, para identificar el nuevo votante switcher se debe considerar tres aspectos que no debe pasar por alto ningún aspirante, ni estratega político:
1. La lealtad es la excepción
En TODOS los partidos políticos la lealtad es la excepción, ya no es la regla; por consiguiente el voto duro debe ser considerado como una pequeña parte del piso electoral y no el total.
2. Marca partido vs marca personal
Partidos políticos están presentando desgaste de su imagen pública, por lo que la marca partido tampoco es garantía para retener al votante switcher, sino es la marca personal del aspirante mejor posicionado para la siguiente contienda.
3. Humor social anti-política
En TODAS las regiones del país se está incrementando la animadversión hacia la política, tras el filtro de la pandemia del COVID19 resulta totalmente impredecible el nivel de participación que habrá en las elecciones de 2021, por lo que la polarización ritualista es una táctica para incrementar votantes.
Sin ir tan lejos, analicen al votante switcher en sus hogares y coincidirán que ahí está la clave. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com
