Siempre al iniciar una capacitación con la clase política, ya sea en cualquier región de México o Sudamérica, he iniciado con la advertencia solicitando que dejen afuera su lugar de nacimiento; esto lo hago porque en el quehacer político se creen tan únicos que lo que acontece en su ciudad o país, no sucede en otras partes -según ellos-, menos en la forma en cómo se hacen las cosas. Empiezo estos Apuntes precisamente porque en este momento, tanto en Estados Unidos, como en México, El Salvador, Colombia, Argentina y Bolivia, entre otros países, están combinándose diversos factores que al alterar el enojo social para ganar una causa, está resultando beneficioso para un bando político.
Existe una gran parte de políticos que ya reconocen los efectos electorales de alterar el enojo social, pero por su falta de capacitación actualizada o visión más amplia, les ejecutan una y otra vez esa alteración previa a las campañas políticas. No entienden que los tiempos están cambiando, precisamente porque estamos en una época coyuntural, donde se está cambiando el orden mundial en muchos aspectos, siendo de importante repercusión en la forma de hacer política, que sin dudarlo eso incluye en el cómo conducir una campaña hacia el triunfo electoral o no.
Creer que movilizar al votante con sorteos callejeros, entrega de despensas, o sus listas tan fantásticas de promovidos, es la forma con la que ganarán la siguiente elección; eso no es solo una visión vieja que ya no funciona por desgastada, sino que además ahora resulta tan inútil forma para posicionar correctamente a un aspirante o candidato. La forma actual de afrontar una campaña política es primero se debe emocionar al electorado que luego pensará, porque primero siente y después decide.
En los tiempos actuales, el diseño estratégico de una campaña política exitosa debe considerar tres elementos que al alterar el enojo social deben conseguir ganar las elecciones; éstos son:
- Miedo
Este es el sentimiento más riesgoso para alterar el humor social del votante, que puede ser desde vulnerar la certidumbre laboral introduciendo miedo a perder su trabajo.
- Rechazo
Este sentimiento es el más difícil de convertirlo a la colectividad del electorado, pues de alguna forma está presente en la vida cotidiana, en vertientes como el rechazo por discriminación racial o de clases sociales, incluso todavía persisten temores individuales por la condición sexual o condicionantes de género.
- Esperanza
Una vez instalado el miedo y conseguido la colectividad del rechazo por parte de un grupo político según el ideario social, ya es más fácil introducir el sentimiento de la esperanza hacia un proyecto o candidato.
Tú que estás leyendo estos Apuntes, te pregunto ¿Identificas en tu país –o mejor aún, en tu región- la presencia de estos elementos para alterar el enojo social? Entonces queda claro que el beneficiado de esa alteración del humor social buscará ganar la siguiente elección en las urnas ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com
