Una vez terminadas las elecciones en Estados Unidos y ya declarado el triunfo de Donald Trump, quien será el presidente número 45 de la historia estadounidense así como el de mayor edad con 70 años, el pánico social-económico es real en toda norteamérica pues incluso como uno de los efectos Canadá ha recibido solicitudes de inmigración, por más de 10 millones.
¿Qué haremos los mexicanos? ¿Migrar a Canadá o España? No es para tanto. Desde las cúpulas empresariales –que ya lo están haciendo-, el ciudadano ordinario pero sobretodo, el gobierno de México debe reconstruir su agenda binacional de una forma fuerte y dura, para capitalizarlo como un relanzamiento de la relación con Estados Unidos como pares iguales: nuestro país es estratégico, punto.
En una ocasión estaba preparando una ponencia de un ex gobernador de Tamaulipas, justo en la tema de la relación binacional teníamos discrepancia. Él entró a la sala de juntas y nos presentó su paradigma al respecto “Cuando tú vas a sentarte a negociar con Estados Unidos, ellos tienen muy claro lo que le van a pedir de México, si te sientas sin saber que le vas a pedir a ellos, como le pasó al presidente de la República, ellos sacarán provecho de eso. Entonces, siéntate sabiendo que le vas a pedir para entrarle como iguales en la relación”. Una visión que años después queda muy adecuada a la realidad de hoy, tenemos un gobierno federal que prácticamente le restarán 12 meses para compartir con la presidencia de Trump, por lo que habrá que hacer una agenda fuerte pero compartida con todos los actores necesarios que garanticen un buen comienzo del próximo residente en Los Pinos.
El sector energético no necesariamente será afectado, siempre que queramos los mexicanos. Ya estaba puesta en la agenda la reapertura del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), con Hillary Clinton se iba a incluir por primera ocasión a este sector, pero se sabe que a Trump no será así, pues quiere beneficiar al segmento carbonífero de su país. Aquí es la oportunidad para atraer más inversionistas estadounidenses para la energía de México.
Se sabe que Trump aplicará mano dura a China y que pretende aumentar los aranceles a las mercancías provenientes de ese país hasta por 45 por ciento. Además regresará las armadoras de automóviles estadounidenses a su país, sopena a un arancel de hasta 35 por ciento. Aquí es la oportunidad para fortalecer la relación con los chinos atrayendo inversionistas de coches electrónicos para impulsar el mercado electrolinero mexicano.
Hoy el mexicano deberá dejar de depender tanto del mercado estadounidense para empezar a fortalecer el interno y crear la valiosa oportunidad de diversificarse con europa, así como con asia. Claro, para el transportista que vive en Nuevo Laredo, Tamaulipas, o el industrial que está en Saltillo, Coahuila, o para el médico que está en Matamoros, Tamaulipas, suena ridícula está aseveración. ¿Y sí nos vendemos como moneda de cambio en las negociaciones? Es momento de cambiar nuestros paradigmas. ¿Usted qué opina?
