Hace dos años y una semana, el 16 de mayo de 2016, Francisco Chavira anunció que se retiraba de la contienda electoral para sumarse al proyecto de Francisco García Cabeza de Vaca quien 15 días después arrasaría en las urnas y se convertiría en gobernador de Tamaulipas con más de 720 mil votos, cifra nunca antes vista en una elección local.
Desde el 1 de octubre del 2016, a la fecha, Cabeza de Vaca ha gobernado Tamaulipas haciendo lo posible para sacar a la entidad del hoyo.
Las consecuencias del mal gobierno de Egidio, impactó en los resultados negativos del PRI.
Como militante panista, a Cabeza de Vaca le gustaría que el PAN arrasara en las cuatro diferentes posiciones que se disputarán el 1 de julio.
Si se gana en la mayoría de las posiciones sería una especie de referéndum a su gobierno.
Por supuesto, no es él quien aparecerá en las boletas, sino los candidatos que compiten para la presidencia de la república, senadores, diputados federales y alcaldes.
Son estos los que deben convencer a los ciudadanos de que salgan a votar y que lo hagan por ellos.
En otro tema, en los próximos días podría concretarse la afiliación al PAN de una ex diputada local del PRI.
La versión cada vez es más fuerte y de concretarse, sería la confirmación de la desintegración del PRI local, del ninguneo a los viejos militantes a los que no se les tomó en cuenta para nada y el desaseo con que se integró la planilla de síndicos y regidores.
La política es diálogo y negociación, pero en esta ocasión se falló en los dos aspectos.