En el mundo de los negocios, como en la política, las alianzas deben ofrecer una poderosa ventaja competitiva para conseguir la meta trazada; una vez efectuado este recurso, debe ponerse en claro la estrategia que marcará la ruta a seguir para que los aliancistas transiten hacia el éxito. Hasta el momento -rumbo a las elecciones más complejas que tendrá México-, en las entidades federativas donde se han firmado las primeras alianzas políticas han velado principalmente tres errores.
Tras la firma de la gran coalición política en Michoacán, casi inmediatamente empezaron a brotar las primeras señales de alerta. En San Luis Potosí fue el siguiente estado donde se convulsionaba la negociación ante la posibilidad de aliarse, enrareciendo al ambiente político nacional. Sin embargo, pareciera que poco o nada hicieron los partidos nacionales para arribar en Nuevo León con una estrategia definida para apuntalar un mejor acuerdo entre ellos mismos.
¿Cuál es la meta aliancista? Muy fácil, unos buscan ganarle en las urnas al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), y otros a toda costa tratan de mantener las posiciones del lopezobradismo. Hasta el momento de escribir estos Apuntes ninguno de los dos lados está empezando a construir el éxito de ese objetivo, por lo que muy probablemente están empezando a generar vacíos en los que ganará una opción partidista por inercia: los vacíos en política se llenan.
En el caso de Nuevo León, me dijo uno de los líderes políticos en persona que “primero muerto que aliado”, era más que evidente que no hubo una socialización en meses previos a la negociación para llegar a una alianza; sí eso me dijo un líder ¿Ya pensaron en cómo reaccionarán las estructuras de los partidos políticos? ¿Podrán convivir e impulsar a un candidato sin descarrilarlo del éxito electoral?
¿Qué es lo que no están considerando para pactar una coalición? Estos los son tres errores de las alianzas:
1. No tener una estrategia previa
Debieron tener diseñada una estrategia solo para la negociación, considerando todo el mapa de actores para que desde meses antes, ejecutarla para conseguir una firma contundente de la alianza partidista.
2. No poner al centro al aspirante
Salvo un caso estatal, deben poner en el centro de la estrategia aliancista al aspirante pues el personaje –sea hombre o sea mujer- le dará matices que los puede llevar o no al éxito electoral.
3. No considerar a los actores políticos
En las siguientes negociaciones en otras entidades, un mapa de actores es la primera avanzada para tener una negociación más asertiva pero inmediatamente debe activarse en otros niveles de las estructuras partidistas para que apuntalen las decisiones cupulares.
Considero que los líderes partidistas deben ponerse a operar con tiros de precisión, algo que una estrategia les dará las herramientas necesarias; porque al continuar “construyendo” alianzas político-electorales de esta forma, estarán empezando a minar el humor social del electorado, pues estos tres errores de las alianzas terminarán hartando al ciudadano que saldrá a votar. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com