Nuevo Laredo, Tam .— Un joven padre de familia murió, víctima de un balazo en el cuello, que le fue inferido por personal militar, cuando junto a dos amigos andaban dando serenata el Día de las Madres.
José Ángel Romero, de 23 años, falleció por las graves lesiones internas el 19 de mayo y fue inhumado el jueves, 23 de mayo. Murió el día en que su hija cumplía 5 años.
Su esposa, América Patricia Huizar Guzmán, entre lágrimas exigió justicia, “que los soldados paguen por lo que hicieron, porque, así como le pasó a mi esposo, le puede pasar a muchos más jóvenes y que no es justo que pasen este tipo de cosas con gente inocente”.
El joven se dirigía junto a dos amigos, Pedro, de 27 años y José Luis, de 30 años, a dar serenatas por el Día de las Madres, ya habían acudido con sus mamás y se dirigían a su casa, con su esposa América, “él iba a darme serenata por el Día de las Madres y ya no alcanzó a llegar”.
José Ángel permanece internado en el Hospital de Especialidades desde el 10 de mayo hasta el día 19, cuando falleció; el balazo disparado por los militares lo recibió en la base del cuello, lado izquierdo, y las esquirlas le perforaron el pulmón y los músculos; los médicos indican que también lesionó la médula espinal.
Los tres jóvenes viajaban en un vehículo Mercury Milán 2006. José Luis conducía y, al desplazarse por la Calzada Revolución y Puerto México, observó que personal militar había cerrado la circulación con un camión blindado, el SandCat.
“Puse la direccional para dar vuelta y en eso se escuchó una detonación, me asusté y aceleré, y se escucharon otras dos detonaciones. Volteo para atrás y mi amigo estaba herido de bala en el cuello”, señaló José Luis.
Pedro, quien viajaba como copiloto, comparte su experiencia: “Sin motivo alguno, se nos puso enfrente un camión de militares e hizo un disparo y le dio a mi amigo José Ángel”.
Estos testimonios detallan cómo los ciudadanos son víctimas de violencia indiscriminada por parte de los militares, enviados para proteger a la ciudadanía.
La falta de advertencia y el uso excesivo de la fuerza por parte del personal militar han generado un clima de miedo e inseguridad entre la población. “¿Dices que no hubo advertencia? Fue agresión directa, no hubo advertencia”, enfatiza José Luis.
Los dos sobrevivientes interpusieron ante la Fiscalía General de la Republica la denuncia en contra del personal militar, y ahora pasa de ser un lesionado a un asesinato, por el cual los soldados deben ser castigados conforme a la ley.
