BARCELONA (AP) — Y Rosalía dijo: “Que se haga la Lux”.
Rosalía, la estrella global del pop español amada por millones por fusionar el flamenco con el hip hop latino y el reggaetón, ha sorprendido a sus fans con un cambio radical.
El nuevo álbum de la cantante y compositora, “Lux” (“Luz” en latín), es abiertamente espiritual. Quince canciones, cantadas en 13 idiomas diferentes, incluyendo fragmentos en latín, árabe y hebreo, están cargadas de un anhelo por lo divino.
Y está recibiendo elogios desde lo alto.
Xabier Gómez García, obispo de Sant Feliu de Llobregat, que incluye la ciudad natal de Rosalía, Sant Esteve Sesrovires, cerca de Barcelona, fue uno de los primeros líderes de la iglesia en alabar su trabajo en una carta abierta a su congregación. Según la diócesis, la abuela de Rosalía asiste regularmente a misa en Sant Esteve Sesrovires.
En una entrevista con The Associated Press, Gómez manifestó que, aunque algunas de sus canciones eran “provocativas”, Rosalía “habla con mucha libertad y sin filtros de lo que intuye que es Dios, del deseo, de la sed interior”.
“Cuando escuché el disco LUX y las entrevistas a Rosalía compartiendo el contexto y su proceso creativo me encontré con un proceso y una obra que no se limita a lo musical, es una búsqueda espiritual a través del testimonio de mujeres con una gran madurez espiritual”, expresó.
Desde sus letras iniciales cantadas sobre piano y un violonchelo melancólico, ”¿Quién pudiera vivir entre los dos/ Primero amar el mundo y luego amar a Dios”, Rosalía anuncia que este álbum es una ruptura con sus predecesores ganadores del Grammy. “El mal querer” y “Motomami” habían establecido a Rosalía como una de las artistas líderes en el mundo de la música española con sus ritmos urbanos experimentales.
A pesar de —o gracias a— su diversidad de estilos y formas de canción, que van desde cuerdas clásicas, fragmentos de electrónica con una aparición de Björk, un coro de niños de un monasterio milenario, una canción tipo aria en italiano, un fado portugués y, por supuesto, flamenco moderno y ritmos de hip hop, “Lux” ha tenido un comienzo poderoso entre los oyentes. Tiene cuatro canciones en el Top 50 global de Spotify esta semana, más que cualquier artista, incluida Taylor Swift.
Madonna se ha declarado fan de “Lux”, y el compositor Andrew Lloyd Webber lo ha llamado generosamente el ”álbum de la década”.
Volver hacia adentro
Rosalía, de 33 años, ha dicho que después de su éxito en estilos de música más populares, dejó que su anhelo de larga data por una guía espiritual la condujera al hacer “Lux”.
“Al final, en una era que parece que no es la era de la fe, o de la certeza, o de la de la verdad, quizás es más necesario que nunca una fe, o una certeza, o una verdad”, dijo a reporteros en la Ciudad de México el mes pasado.
Agregó que se dejó guiar por el concepto de que “un artista duda menos de su vocación, cuando trabaja al servicio de Dios, que cuando trabaja al servicio de sí mismo”.
Aparentemente Rosalía no ha tenido ese momento revelador de “acercarse a Jesús” que es común entre los creyentes evangélicos en Estados Unidos. Como muchos españoles, creció en un país que alguna vez fue firmemente católico y que se ha secularizado rápidamente en las últimas décadas, especialmente entre las generaciones más jóvenes, dejando las iglesias principalmente a los feligreses ancianos.
Pero incluso su música temprana coqueteaba con la poesía religiosa medieval, incluyendo un videoclip de 2017 cuando musicalizó un poema del español del siglo XVI San Juan de la Cruz.
Si bien adopta símbolos católicos y expresa fascinación por las santas, Rosalía parece rechazar la práctica estrictamente organizada y también se inspira en otras religiones. “Lux” responde a esa diversidad de intereses, citando en un momento dado a una poetisa sufí.
“He leído mucho más que hace años y al estar leyendo muchas hagiografías de santas de alrededor del mundo”, dijo. “Me acompañan a lo largo de todo el proceso”.
Su estilo también ha cambiado. Han desaparecido la moda hip hop y las largas uñas postizas que Rosalía lucía hace solo unos años cuando arrasó en los Latin Grammy. Contrasta eso ahora con su apariencia en la portada del álbum “Lux”, donde está vestida con un velo de monja blanco sólido con los brazos aparentemente atrapados dentro de una blusa blanca, su mirada desviada.
El cardenal de cultura del Vaticano se une al club de fans
A pesar del movimiento potencialmente controvertido de comparar a Dios con un amante obsesionado en la canción “Dios es un stalker”, Rosalía ha conquistado al equivalente del ministro de cultura del Vaticano.
El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación del Vaticano, dijo este mes a la agencia de noticias española EFE que Rosalía ha detectado una insatisfacción más amplia con el mundo secular.
“Cuando una creadora como Rosalía habla de espiritualidad”, comentó, “significa que ella capta una necesidad profunda en la cultura contemporánea de acercarse a la espiritualidad, de cultivar una vida interior”.
Entre las canciones sobre la fe, Rosalía encontró tiempo para ofrecer temas como “La perla” que despotrica contra un antiguo amante.
Esa hábil mezcla de alta cultura y pop es parte del atractivo de “Lux”, dijo Josep Oton, profesor de historia religiosa de la escuela de teología ISCREB en Barcelona.
“Ha logrado hacer música popular con raíces culturales muy profundas”, comentó Oton a AP. “Cualquiera puede escucharla, y personas con diferentes antecedentes pueden llevarse cosas diferentes. Es música pop, pero es profunda”.
Interpretar “Lux”
“Lux” puede ser intimidante para los oyentes, tanto por su elaborada orquestación como por la dispersión de letras esotéricas que Rosalía se inspiró para escribir después de leer a poetas místicos medievales y sus relatos de experimentar una unión transformadora con Dios a través de la oración y la meditación profundas.
En la emocionante “Reliquia”, Rosalía se compara con santas femeninas, enumerando las partes de su cuerpo y vida que ha dejado en ciudades de todo el mundo como reliquias para que otros las conserven. Su “Mio Cristo piange diamanti” está llena de la extravagante imagen barroca de las joyas goteando de los ojos del Mesías.
En “Divinize”, Rosalía canta sobre la “divina buidor”, un concepto central del misticismo medieval que se centra en cómo el alma debe experimentar el abandono para abrir un espacio donde Dios pueda entrar.
Victoria Cirlot, profesora de humanidades en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y experta en la tradición mística femenina medieval, apreció “Lux” por su capacidad para introducir conceptos religiosos complejos al público en general, aunque señaló que es “una muestra minimalista” de la tradición mística.
Cirlot dijo que la conmovedora “La yugular” es rica en pensamiento místico porque la garganta, el hogar de la voz y la respiración, está asociada en muchas tradiciones religiosas como la puerta del cuerpo hacia lo divino.
Pero, para Cirlot, es todo el conjunto lo que hace que “Lux” sea tan impactante.
“Rosalía no es solamente una gran cantante, es una gran actriz. Tiene una gestualidad mística, este rostro ido, en éxtasis, y el vestimento de monja fashion, y su gran voz, que da la sensación de vuelo.”


