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Impiden pruebas baratas frenar virus en Perú

Resoluciones gubernamentales, declaraciones de pacientes y los informes de salud sobre el virus muestran que la apuesta del país por las pruebas rápidas de anticuerpos no fue la correcta

AP

LIMA, Perú.- En los primeros días de la pandemia del nuevo coronavirus, los agobiados funcionarios de salud de Perú enfrentaron un dilema: sabían que las pruebas moleculares eran la mejor opción para detectar Covid-19, pero no tenían los laboratorios, suministros ni técnicos.

Sin embargo, había una alternativa más barata: las pruebas de anticuerpos, principalmente procedentes de China, que estaban en el mercado a una fracción del precio y podían dar un resultado positivo o negativo en cuestión de minutos con una sencilla punción en el dedo.

En marzo, el Presidente peruano Martín Vizcarra anunció que había autorizado la compra de 1.6 millones de pruebas, casi todas para detectar anticuerpos.

Ahora, entrevistas con expertos, órdenes de compra públicas, resoluciones gubernamentales, declaraciones de pacientes y los informes de salud sobre el virus muestran que la apuesta del país por las pruebas rápidas de anticuerpos no fue la correcta.

A diferencia de casi todos los demás países, Perú depende en gran medida de las pruebas rápidas de anticuerpos para diagnosticar los casos activos, aunque ese no es el propósito para el que fueron diseñadas. Esas pruebas no pueden detectar las infecciones tempranas de Covid-19, lo que hace difícil identificar y aislar a los enfermos rápidamente. Los epidemiólogos entrevistados por la AP dicen que utilizarlas de esta manera inadecuada produce una cantidad considerable de falsos positivos y negativos, lo que ha contribuido a alimentar uno de los peores brotes de Covid-19 del mundo.

Además, varias de las pruebas de anticuerpos compradas para su uso en Perú han sido rechazadas por los Estados Unidos después de que análisis independientes encontraron que no cumplían con los estándares para detectar con precisión el nuevo coronavirus.

Hoy en día, la nación sudamericana tiene la tasa de mortalidad per cápita por Covid-19 más alta del mundo, según la Universidad John Hopkins, y los médicos locales creen que una de las razones es el enfoque fallido del país en el tipo de pruebas que realiza.

“Es una falla multisistémica”, dijo Víctor Zamora, ex Ministro de salud de Perú. “Ya deberíamos pararle la mano a las rápidas”.

A medida que surgían los casos de Covid-19 en todo el mundo, las naciones de ingresos bajos y medios se encontraron en una disyuntiva.

‘Perú no compró a tiempo’

La Organización Mundial de la Salud pedía a las autoridades que incrementaran las pruebas para evitar que el virus se propagara sin control. Una prueba en particular, un examen de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en inglés), fue considerada la mejor opción. Al utilizar una muestra recolectada de la parte más alta de la nariz, la prueba se realiza en máquinas especializadas que pueden detectar el material genético del virus a los pocos días de contraída la infección.

Si los casos de Covid-19 son detectados de manera temprana, los enfermos pueden ser aislados y sus contactos rastreados, con lo que se corta la cadena de contagio.

A las pocas semanas del brote inicial en China, las secuencias del genoma del virus estuvieron disponibles y los especialistas en Asia y Europa se pusieron a trabajar para crear sus propias pruebas. Pero en partes del mundo como África y Latinoamérica no existía esa opción. Tendrían que esperar a que las pruebas estuvieran disponibles, y cuando eso ocurrió, la enorme demanda significó que la mayoría no pudiera asegurar la cantidad que necesitaba.

Las naciones que empezaron a prepararse de manera temprana o que tenían un sistema de atención de salud relativamente sólido tuvieron los mejores resultados. Dos semanas después de que Colombia identificara su primer caso, el país tenía inscritos a 22 laboratorios públicos y privados para realizar pruebas PCR. En cambio, Perú contaba con un solo laboratorio que era capaz de realizar 200 pruebas por día.

Durante años, Perú ha invertido cada vez menos de su PIB en salud pública que otros países en la región. A medida que el nuevo virus se acercaba, las deficiencias flagrantes en Perú se hicieron evidentes. Sólo había 100 camas de unidades de cuidados intensivos disponibles para pacientes con Covid-19, dijo el doctor Víctor Zamora, quien fue designado para dirigir el Ministerio de Salud de Perú en marzo. Los escándalos de corrupción habían dejado en pausa numerosos proyectos de construcción de hospitales. Perú también enfrentó una escasez significativa de médicos, lo que forzó al país a embarcarse en una campaña de contratación masiva.

Incluso ahora, varios meses después, las necesidades de Perú están muy por debajo de ser cumplidas. A la fecha, el país tiene menos de 2 mil camas de cuidados intensivos, comparadas con las más de 6 mil en el estado de Florida, en los Estados Unidos, que tiene 10 millones de habitantes menos, según datos oficiales.

Los altos niveles de pobreza y las personas que dependen de los salarios diarios del empleo informal complicaron los esfuerzos del gobierno para imponer una cuarentena estricta, lo que desafió más la habilidad de Perú para responder de manera efectiva al nuevo virus.

Zamora dijo que cuando llegó el gobierno ya había decidido que las pruebas moleculares no eran una opción viable. La nación no tenía la infraestructura necesaria para procesar las pruebas, pero también actuó con mucha lentitud para tratar de obtener lo poco que estaba aún disponible en el mercado.

“Perú no compró a tiempo lo que podía comprar”, dijo. “Toda América Latina compró antes, incluso Cuba”.

Las pruebas de anticuerpos, que detectan las proteínas creadas por el sistema inmune en respuesta a un virus, tenían numerosos inconvenientes. No habían sido probadas de manera amplia y su precisión estaba en duda. Si son realizadas demasiado pronto, la mayoría de las personas con el virus dan negativo. Eso puede causar que las personas infectadas crean que no tienen Covid-19. Los falsos positivos pueden ser igual de peligrosos y provocar que las personas piensen erróneamente que son inmunes.

Sin embargo, las pruebas de anticuerpos no requerían un gran entrenamiento ni tampoco de un laboratorio: era posible enseñar cómo aplicarlas a trabajadores municipales sin educación médica.

“En el momento, era (correcto) cuando tomaron esa decisión”, dijo Zamora. “Lo que conocíamos del virus no es lo que sabemos hoy”.

‘Las pruebas mintieron’

Al principio, Ernesto Canayo, un padre de 44 años que trabaja como empleado de limpieza municipal en la capital de Perú, no hizo caso de la fiebre y el dolor de cabeza que no desaparecían.

Miembro de la comunidad indígena Shipibo-Conibo, vivía en una choza en una colina a unas 10 cuadras del palacio presidencial y el Parlamento. Su hogar de una habitación, que compartía con su prometida y su hijo de dos años, se mantiene unido con trozos de madera y lonas de plástico.

A principios de abril, instados por él, su familia se fue a vivir con parientes fuera de Lima con la idea de que así lograrían evitar mejor al virus. Pero los síntomas comenzaron poco después. Por teléfono, le dijo a su hermana que sentía dolor en el pecho. Fue a trabajar y allí le hicieron una prueba rápida.

“No me sale nada”, le dijo.

Preocupado por perder su empleo, continuó trabajando; se desplazó en transporte público, e incluso ayudó a otros miembros de su comunidad a limpiar los baños que compartían. El barrio Cantagallo no tiene agua corriente ni electricidad. Desde el 2013, los funcionarios se han comprometido a realizar mejoras. Dos alcaldes de la ciudad que prometieron viviendas han sido involucrados en la investigación de corrupción más grande de Latinoamérica.

Semanas después, Canayo aún se sentía mal y empeoraba. Los funcionarios del Ministerio de Salud llegaron a Cantagallo a principios de mayo, y llevaban con ellos 120 pruebas rápidas.

La mitad de los examinados dieron positivo, aunque Canayo, no.

“¿Cómo van a decir que no lo tengo?”, le preguntó a su hermana después. “Siento que todos los síntomas los tengo”.

En todo Cantagallo la prueba causó confusión y alarma. Personas que aparentemente no tenían síntomas resultaban positivas, mientras que las pruebas de otros que estaban convencidos de tener Covid-19 resultaban negativas.

“Las pruebas mintieron”, dijo Harry Pinedo, un artista y maestro en Cantagallo quien aseguró que tenía numerosos síntomas, pero cuyo resultado fue negativo. “Nos han engañado”.

Las pruebas de anticuerpos están diseñadas para usarse como encuestas serológicas para proporcionar a las autoridades de salud pública una indicación de cuán extendido está el virus en una comunidad.

Algunos médicos creen que también pueden ser una herramienta útil si un paciente con un caso severo de Covid-19 ha dado negativo varias veces en una prueba molecular, pero presenta los síntomas. En ese caso, el virus quizá ya no esté en sus vías respiratorias, pero se podrían detectar los anticuerpos.

En Perú, por el contrario, la prueba se utiliza con frecuencia con fines diagnósticos.

“Digo yo que no estamos haciendo un uso muy adecuado”, dijo el doctor Rubén Espinoza, el ex director de la agencia de regulación médica de Perú. “Mencionan los resultados de las pruebas rápidas como si fueran pruebas diagnósticas y lo que hace es confundir nada más a la opinión pública”.

El Gobierno central de Perú compró casi seis millones de pruebas de anticuerpos de cuatro marcas diferentes en los primeros meses de la pandemia, de acuerdo con registros públicos. Al menos una, importada de China a través de la empresa Core Technology Co., no tiene la aprobación de la agencia reguladora médica de China. No está claro si la compañía buscó la aprobación de las autoridades chinas; y no tenerla, no es necesariamente un indicador de calidad. La prueba puede venderse en la Unión Europea, debido a que no hay una autoridad reguladora que las evalúa antes de que lleguen al mercado.

Otra, de la empresa surcoreana SD Biosensor, ha sido objeto de escrutinio en los Estados Unidos. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, en inglés) prohibió la prueba de anticuerpos Standard Q del grupo.

La FDA no detalla por qué las pruebas se retiran de la distribución; puede ser por no proporcionar datos suficientes o porque se encuentra que no cumple con los estándares de la agencia, entre otras razones.

El doctor Víctor Suárez, subdirector del Instituto Nacional de Salud de Perú, dijo que se realizaron estudios cualitativos en todas las pruebas compradas por el gobierno central, y que las que no cumplieron con los requisitos del país fueron regresadas.

Pero esas pruebas representan sólo alrededor de la mitad de todas las pruebas rápidas de anticuerpos que se han realizado en Perú. Millones más se han importado de docenas de otras marcas, muchas de las cuales están prohibidas por la FDA.

“Hemos hecho todo el esfuerzo por identificar al mayor número de casos posible”, dijo Suárez. “Sea compras moleculares, sea compras rápidas”.

Hasta la fecha, Perú ha diagnosticado a más de 800 mil personas con Covid-19; del total, 77 por ciento de los casos han sido diagnosticados mediante pruebas rápidas de anticuerpos. En general, ha realizado más de ocho millones de pruebas de sangre, y solo 780 mil moleculares con hisopos nasales.

En la región más afectada del mundo, es el tercer país con mayor número de casos, casi a la par de Colombia, que tiene 20 millones de habitantes más. Más de 32 mil personas han muerto, pero los funcionarios de salud admiten que 23 mil 585 más con síntomas de Covid-19 fallecieron antes de recibir una prueba positiva. Aun con la estadística más baja, Perú tiene más o menos tantas muertes como Francia, que tiene una población dos veces mayor.

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