CIUDAD DE MÉXICO.-Hasta en las paredes comenzaron a enterrar muertos.
La pandemia de Covid-19 trajo consigo una mayor demanda de tumbas y para paliarla, encargados del panteón de Chimalhuacán hicieron uso de los espacios que quedaban disponibles: los muros.
Además, se tuvo que utilizar la oficina de la administración para ocuparla con ataúdes, lo mismo que el sótano de ésta.
En mayo de 2020 arrancó la construcción de hileras de cuatro gavetas de altura en dos paredes perimetrales que fueron ensanchadas para colocar los ataudes en paralelo.
Se habilitaron 800 cajones. Todos se ocuparon. Antes, en este camposanto sólo había tumbas en el piso y nichos para guardar cenizas.
‘El mes de mayo, junio o julio, fueron los días más pesados para nosotros, entraban de 10 a 12 difuntos diarios’, dijo Javier Chávez, encargado del panteón civil de Chimalhuacán.
Las fechas de los epitafios dan cuenta de los decesos que ocurrieron entre la primera y la segunda ola de Covid, entre mayo de 2020 y febrero de 2021.
‘Todo lo ocupamos, todos los espacios que teníamos disponible lo ocupamos para gavetas, para dar el servicio a lo que viniera por la pandemia’, contó el administrador.
‘Del 2020 hasta la fecha hemos metido como unos mil 200, mil 300 personas. No hay gavetas disponibles, ya está todo saturadísimo, ya no hay nada’.
La oficina, al centro del panteón, ocupada antes por personal administrativo, hoy tiene 18 tumbas. En el sótano, hay 24 gavetas más. También, todo ocupado.