CIUDAD DE MÉXICO.-El Sevilla demostró que soñar con la sexta Europa League es tan cierto como que en Sevilla no se puede dormir con más de 30 grados por la noche. El conjunto andaluz destrozó a la Roma en la primera parte y pudo golearla en la segunda, dejando a un equipo que llegaba con una racha impresionante en absolutamente nada. Anulado. Los goles de Reguilón y En-Nesyri (2-0) en el primer tiempo fueron suficientes. Ahora toca pensar en los cuartos de final el próximo martes en el mismo escenario. No importa el rival. Con este nivel, el Sevilla es uno de los claros favoritos a disfrutar en agosto como lo ha hecho durante todo este siglo en mayo.
La primera parte del Sevilla fue como un publirreportaje de todo lo bueno que ha hecho durante la temporada el conjunto dirigido por Julen Lopetegui. Presión alta y asfixiante; control absoluto del juego; cambio de sentido para que los laterales aparezcan como extremos y una absoluta voracidad para ir a por la victoria. Un desenfreno de fútbol basado en una idea de juego memorizada por un buen grupo de jugadores, con una voluntad y un físico de nivel top en Europa. Una puesta en escena de un claro candidato a conseguir algo importante en la Europa League. Ese veneno que le han trasladado los veteranos del plantel, junto a un Monchi engorilado con este título, se demostró desde el pitido inicial. Un ciclón llamado Sevilla.
La Roma se quedó helada con la salida del Sevilla. No encontraban cómo quitarse a los de blanco, como una legión de mosquitos en este tórrido verano. El Sevilla combinaba. Robaba y salía. Koundé y Diego Carlos colocaron la línea casi en campo rival. No les importaba que Dzeko pudiera salir en velocidad. La seguridad de una pareja que se ha convertido en la mejor prueba de que con conocimiento de mercado se pueden hacer grandes equipos y plantillas. Ocampos, otro de esos grandes fichajes del pasado verano, rozó el primero con un potente disparo desde la frontal. Y el primer aviso serio lo protagonizaría Koundé con un cabezazo al larguero tras un saque de esquina.
Comenzaban los andaluces a acumular ocasiones, como ya les ha ocurrido durante el curso, sin suerte. Eso lo iba a romper Sergio Reguilón, precisamente el último goleador del conjunto hispalense en liga. El lateral agarró un balón a 25 metros de la portería con un control orientado con el pecho para deshacerse de su marcador y entrar como cuchillo en la mantequilla dentro del área, para batir por bajo a Pau López. Un auténtico golazo fruto de la determinación del lateral madrileño y de un cambio de juego de Banega. La Roma inquietó durante el último cuarto de hora, mientras el Sevilla aguantaba bien las envestidas y trataba de salir con velocidad. Y en una de ellas llegó el segundo. Recuperación en el centro del campo, balón en largo de Jordán a Ocampos, que superaba a Ibañez por piernas y cedía atrás para que En-Nesyri marcara. Al delantero marroquí, que sólo había trabajado para desahogar en largo, le llegaba su premio.
Tras una primera mitad sobresaliente, el Sevilla debía saber cómo manejar el encuentro, sin meterse atrás, ya que la pegada de la Roma podía nivelar la balanza si no mantenían la concentración. Mkhitaryan probó desde la frontal con un lanzamiento que se marchó ajustado al palo. Koundé tuvo que apagar un incendio cuando el balón le cayó franco Cristante dentro del área. Eran momentos de cierto agobio. Lo lógico con un marcador tan claro a favor. Fonseca movió el banquillo y respondió rápido Lopetegui con la entrada de Munir, ya que tras la hora de partido se notaba cierto cansancio en hombres de un Sevilla que siempre compite sin tregua.
El Sevilla pudo sentenciar con un gol anulado a Koundé que el VAR anuló en una posición muy justa tras un buen pase de Munir. Le quedaban 15 minutos para aguantar el intento de rebelión italiana. Lo hizo con esa otra arma que también maneja con soltura. La de aguantar la pelota, saber sufrir dentro de su área con sus dos imponentes centrales y salir al contragolpe. Incluso Banega pudo hacer el gol del partido con una falta que golpeo en la escuadra. Un pase a cuartos redondo, mostrando el nivel que tiene este Sevilla y enseñando su acreditación a repetir el éxito cosechado hasta en cinco ocasiones.
