CIUDAD DE MÉXICO.- Las autoridades mexicanas anunciaron el lunes la activación de los controles y protocolos ante la detección de un nuevo caso de gusano barrenador en ganado en el estado norteño de Nuevo León, que ha encendido las alertas en México y Estados Unidos debido a que es el caso más septentrional registrado desde que surgió el brote el año pasado.
El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria de México (Senasica) confirmó el lunes la localización de una vaca contagiada con el parásito en el poblado norteño de Sabinas Hidalgo, en Nuevo León. Según las investigaciones, la res provenía del estado suroriental de Veracruz, en el Golfo de México.
El último caso de gusano barrenador en ganado fue reportado el 9 de julio en Veracruz, a más de 1.000 kilómetros de la frontera norte, lo que llevó a Washington a suspender de manera indefinida la importación del ganado mexicano en pie que había reactivado pocos días antes.
El secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué, indicó el lunes en su cuenta de X que “estamos controlando el caso aislado del gusano barrenador en Nuevo León”, y se están aplicando las medidas acordadas a mediados de agosto con el gobierno estadounidense para enfrentar la plaga.
El gusano es una larva de la mosca Cochliomyia hominivorax que puede invadir los tejidos de cualquier animal de sangre caliente, incluidos los humanos. Hasta el 20 de septiembre las autoridades mexicanas han reportado 512 casos activos del gusano barrenador en vacas en los estados sureños de Chiapas, Veracruz, Yucatán, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Campeche.
Ante el nuevo contagio, Senasica informó en un comunicado que “se ha establecido el protocolo de identificación y comunicación en las engordas aprobadas del norte del país para detectar y eliminar casos de manera inmediata para prevenir cualquier incidencia”.
Por su parte, la secretaria estadounidense de Agricultura, Brooke Rollins, anunció el domingo que el gobierno del presidente Donald Trump tomará “medidas decisivas para proteger nuestras fronteras, incluso en ausencia de cooperación”, y admitió que “no dependeremos de México para defender nuestra industria, nuestro suministro de alimentos ni nuestro estilo de vida”.
Rollins afirmó que proteger a Estados Unidos del gusano barrenador es “innegociable” y una “prioridad de seguridad nacional” para la administración de Trump, y advirtió que se tomarán “medidas agresivas” contra cualquiera que dañe el ganado estadounidense.
La secretaria de Agricultura estadounidense instó en un comunicado a México a cumplir plenamente el Plan de Acción Conjunta que se suscribió el mes pasado para controlar la plaga, y ratificó que seguirá cerrada la importación de ganado en pie, bisontes y caballos procedentes de México.
En los últimos diez meses Estados Unidos ha cerrado en tres oportunidades el paso del ganado mexicano por su frontera ante el primer brote que se detectó en noviembre pasado. Esa situación ha llevado a los ganaderos mexicanos, especialmente del norte de país, a reinventarse para sobrellevar la crisis.
La Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas de México ha estimado que de prolongarse durante este año la suspensión de las importaciones, el sector podría afrontar pérdidas por más de 400 millones de dólares.