LA PAZ, Bolivia (AP) — El senador de centro Rodrigo Paz se alzó el domingo con la presidencia de Bolivia al derrotar al conservador Jorge “Tuto” Quiroga en un histórico balotaje con su promesa de sacar al país de la crisis pero sin hacer fuertes ajustes.
Paz —ganador de la primera vuelta del 17 de agosto— seguirá los pasos de su padre, Jaime Paz Zamora, quien gobernó el país entre 1989 y 1993.
Su victoria puso fin a la larga gestión del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), muchos de cuyos seguidores se inclinaron por Paz.
No es una cara nueva en la política
Paz comenzó como diputado en 2002 y luego fue concejal y alcalde de la región de Tarija, en el sur del país.
Actualmente es senador nacional por Tarija representando a la alianza Comunidad Ciudadana, de centroderecha y se postuló a la presidencia por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), alineado con la socialdemocracia europea.
Hijo de Paz Zamora y la española Carmen Pereira, nació en Santiago de Compostela, España, donde pasó su infancia debido a que a su padre fue perseguido por la dictadura de 1964 a 1982.
Posteriormente, retornó a Bolivia y estudió en colegios de la orden católica de los jesuitas, para luego estudiar economía y una maestría en gestión política en Estados Unidos.
Paz es devoto del “Señor Jesús del Gran Poder” y baila en la festividad del mismo nombre, cuyos feligreses son en su mayoría comerciantes influyentes en la economía de la nación andina.
No le gusta quedar encasillado en la izquierda o la derecha. “Somos una visión de centro donde se han agrupado grandes mayorías que han cerrado un ciclo de 20 años, yo creo que eso es un gran mérito”, dijo durante la campaña.
Paz promueve un “capitalismo para todos”, pero sus críticos señalan que sus propuestas económicas son poco claras.
Afirmó que pretende mantener los bonos o ayudas económicas creados por el MAS para los niños y sus madres, e incluso aumentarlos, y anticipó que para los ancianos el incremento de la ayuda mensual será gradual.
“Paz y (y su vicepresidente electo Edman) Lara se han acordado de la gente pobre pensando en los bonos y en créditos a los jóvenes, ellos no nos quieren dejar más pobres”, destacó a The Associated Press Elena Quispe, un ama de casa de 53 años con tres hijos y sin trabajo.
Sin embargo, para Justo Cárdenas, un profesor jubilado de 63 años, Paz se asemeja al MAS con sus promesas de bonos sin tener un fin claro, lo que podría perjudicar a la economía.
Paz asegura que no recurrirá a las políticas de ajuste del Fondo Monetario Internacional para sacar a Bolivia de la peor crisis económica de las últimas cuatro décadas.
Promete, por otro lado, que despejará de trabas al sector privado y eliminará la subvención a los combustibles —una de las mayores cargas del Estado— excepto para los sectores vulnerables. Critica el despilfarro estatal, que incrementó “la deuda externa a 13.400 millones de dólares y generó 550.000 empleados públicos”.
La relación con su candidato a vicepresidente
Paz ha prometido que va a “barrer la corrupción” y, dando muestras de su pragmatismo, se alió con el expolicía Lara, que no tiene experiencia política, pero es famoso en las redes sociales con su vehemente discurso en contra de los corruptos.
El candidato presidencial ha señalado sobre Lara que es una “persona honesta que le da tranquilidad a la gente”, pero ha tenido que salir a moderar las altisonantes declaraciones de su acompañante.
Los críticos señalan que esta relación genera incertidumbre.
Rocha dijo que en el PDC se nota que “el desorden sólo parece ir creciendo. Entonces, si ellos mismos no pueden ordenarse, es complicado”.
Uno de los desafíos de Paz es mostrar un mensaje claro y uniforme con Lara, dijo la analista.