Este jueves, 15 de junio entró la segunda fase de la liberación de los precios en combustibles, siendo ahora el turno para la región de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Gómez Palacio, Durango. Tal como sucedió en la primera etapa, donde entraron Baja California así como Sonora, volvió a repetirse la misma sensación en la opinión pública: nada.
Ciertamente este gobierno federal –mismo que está a escasos 15 meses por concluir- nunca se caracterizó por tener una buena comunicación política, por lo que sus estrategias para comunicar distan mucho de ser asertivas para posicionar o por lo menos poner en la agenda informativa los avances de grandes reformas estructurales, entre ellas, la energética. Sin embargo, siendo la liberación de los precios en combustibles, debería ser un asunto que involucre tanto a las dependencias gubernamentales, paragubernamentales y a la misma iniciativa privada; es un gran logro del que no se debería de escatimar nada para anunciarlo, emparejado de acciones tangibles para los consumidores.
Haciendo varios reportajes para el relanzamiento de mi sitio www.daviddorantes.mx, además para una agencia de noticias internacional, este 15 y 16 de junio estuve recorriendo diferentes municipios de Nuevo León, así como este 17 otros más de Tamaulipas, en ninguno encontré una variación significativa por la liberación de los precios; tampoco la introducción de otra gasolina que no sea de Petróleos Mexicanos (PEMEX) –hasta ahora- único proveedor nacional, con excepción de Baja California donde está por entrar la gasolina Tesoro; tampoco los consumidores que cuestioné sabían que ya las tarifas no son fijadas por el gobierno -vía Comisión Reguladora de Energía (CRE)-; peor aún, ni siquiera conocían de esta nueva condición los despachadores que entrevisté en las estaciones de servicio de PEMEX, OXXO Gas, Hidrosina, entre otras.
Insisto, es una extraordinaria noticia que por segunda ocasión al momento de entrar la liberación regional, nuevamente no supieron ‘venderla’. Desde marzo, los precios de las gasolinas (todavía son tres diferentes) y diésel están sujetos a las condiciones del mercado, ya no del proteccionismo del gobierno federal como antes; es decir, el consumidor tendrá el poder de decisión de compra para hacerla en una esquina o en la siguiente, pues las tarifas variaran conforme a oferta-demanda. Adicionalmente la CRE bien establece que el libre comercio de los combustibles generará la inversión en infraestructura para transportar los hidrocarburos de forma eficiente, un rubro que quedó rezagado por falta de dinero público, por lo que se estancó en transportación por pipas, además de que en la actualidad está en vilo los gasoductos.
Quizás para 30 de octubre, cuando entre la tercera fase o Etapa 2.1, cuando se liberarán los precios de los hidrocarburos para Baja California Sur, Sinaloa y el resto de Durango, ya pueda ser tangible por antonomasia, pues además de la gasolina PEMEX, ya estará –muy probablemente- operando la Tesoro adicionalmente que pudieran estar Texaco o Exxon Mobil que son las más cercanas territorialmente a México, pero también con más avances sustanciales para entrar al mercado mexicano. ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
