Y luego de tres días reales de intenso trabajo, concluyó la Cumbre Mundial de Comunicación Política, en la que repetimos la experiencia de escuchar a flacos, gordos, mal fajados y a brillantes del arte de conducir la ruta al poder.
Tocó en Europa, más precisamente en Madrid donde somos viejos conocidos y donde cada que venimos, llegamos a conclusiones simples. No nos acostumbramos al acento, pero, si me quedo un segundo más, se me pega.
Vemos además por el diálogo cotidiano y por el observar, que tenemos aun diferencias interesantes. Las plazas siempre llenas, las famosas Mayor, Del Sol, sus avenidas, el Corte Inglés y la emblemática Gran Vía siempre saturadas, en esta urbe que vive en modo intenso, de las 5 de la mañana a las 24 horas.
Tal pareciera como si nadie trabajara y no es así, el tema es que los madrileños tienen la costumbre de hacer más vida fuera de sus domicilios que los mexicanos. Nosotros vamos a trabajar y nos refugiamos, aquí no, todo sucede en la calle y por eso es que todo parece como ríos de hormigas.
La vida es cara, sin duda, igual que su pan duro en las tostas y pinchos, pero no su alta repostería y cocina de alta calidad y prestigio internacional. Pero aun hay más, todavía hay otros temas que ni modo que no se cuenten, pues tienen que ver, con un inevitable efecto espejo.
Aquí la democracia sí vale y cuando se habla de distorsión, la diferencia la hace sin duda el Parlamento donde el Presidente Pedro Sánchez (PSOE) es uno más entre sus iguales diputados. Pedro, no se esconde en el aparato de Estado.
Y por eso, él mismo dispuso que sea el 28 de abril para la cita con las urnas, luego de un periodo muy corto al asumir la presidencia, donde sus adversarios le ven ilegítimo, pues no llegó por las urnas y la validación camaral, si no, por un embrollo que dejó fuera a Mariano Rajoy (PP) en junio del 2018.
La causa, proporcionalmente con nosotros, una bicoca, una brizna, un asomo de corrupción, que al menos aquí no le perdonaron. Porque aquí mis amigos, también hay corrupción, solo que ésta es distinta en tamaño y estilo.
El caso se centró en investigar una red de contratos amañados entre empresarios y cargos del PP durante años” y el ex tesorero del este partido, Luis Bárcenas, fue condenado a 33 años de prisión por aceptar sobornos, lavado de dinero y evasión fiscal.
Luis Bárcenas defraudó 11.5 millones de euros entre 2000 y 2011, dicen la notas y saben qué, esa cantidad en mexicano es “una mad…” de lana, comparado con lo que sucede en la historia de desfalcos que han hecho algunos políticos y su élite….. pero aquí, se les perdona.
Al menos esa es la foto de lo que vemos, incluso en la 4T con Andrés Manuel López Obrador, quien tiene una cita en marzo para llamar a cuentas a los ex presidentes, que en el caso de Enrique Peña Nieto, nos vomita aquí en Madrid, que su fortuna está a salvo.
Vemos a muchos, algunos gobernadores actuales, ex secretarios de estado y actuales que difícilmente podrían comprobar la legitimidad de lo que han conseguido.
En resumen: Corrupción en España la hay, pero la proporción es muy distinta. ¿Cómo te das cuenta? Sencillo, el desarrollo urbano es evidente.
Los edificios lucen impecables y si acaso de pronto hay algo de grafitti, es porque los mal educados de todas las latitudes se sienten libres y son, chavos en busqueda de una libertad que reclaman, adolescentes.
Insisto, la comparación es odiosa y escuchamos sus agumentos. En México el dinero se roba a manos llenas, mientras que aquí el secreto -parece ser- que autoridades le meten mano al presupuesto, pero con mayor discresión y menor cinismo.
Las obras se hacen sí o sí y los niveles de simulación son más cuidadosos. Mientras su sociedad se distrae en tabernas, plazas toros y el futbol, porque como bien sabemos, la sublimación y otras humedades, se vive y se mata con vinos y jamones de cerdos finos.
Hasta en los perros hay razas, hasta entre los corruptos igual…
18 pendientes…
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