RODANTHE, Carolina del Norte.- El huracán Erin avanzaba lentamente el martes hacia la costa este de Estados Unidos, provocando olas traicioneras que ya han obligado a realizar decenas de rescates acuáticos y al cierre de playas a lo largo de la costa en medio del último suspiro del verano.
Aunque los meteorólogos aún confían en que el centro de la monstruosa tormenta se mantendrá lejos de la costa, es probable que las bandas exteriores provoquen vientos perjudiciales con fuerza tropical, grandes marejadas y peligrosas corrientes de resaca hasta el viernes.
Se han emitido advertencias sobre corrientes de resaca desde Florida hasta Nueva Inglaterra, y se pronostica que las mayores marejadas se desarrollen en los próximos dos días. Al menos 60 nadadores fueron rescatados de corrientes de resaca el lunes en Wrightsville Beach, cerca de Wilmington, Carolina del Norte.
La ciudad de Nueva York cerró sus playas a la natación el miércoles y el jueves, y la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, prohibió la natación en tres playas estatales de Long Island hasta el jueves.Varias playas de Nueva Jersey también estarán sin acceso.
“Disfruten de la costa, disfruten de este hermoso clima, pero manténganse fuera del agua”, dijo el martes el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy.
Frente a la costa de Massachusetts, la isla de Nantucket podría registrar olas de más de 3 metros (10 pies) a finales de esta semana. Pero la mayor amenaza se encuentra a lo largo de las islas barrera (Outer Banks) de Carolina del Norte, donde se han ordenado evacuaciones.
Erin se ha convertido en una tormenta inusualmente grande y engañosamente preocupante mientras avanza por el Caribe, ya que sus vientos de tormenta tropical se extienden 370 kilómetros (230 millas) desde su núcleo. Los meteorólogos pronostican que crecerá en tamaño a medida que se desplace por el Atlántico y gire hacia el norte.
Erin continuó azotando las Islas Turcas y Caicos el martes, donde los servicios gubernamentales fueron suspendidos un día antes y se ordenó a los residentes que se quedaran en casa, junto con partes de las Bahamas, antes de un giro previsto hacia Bermudas y Estados Unidos.
Para el martes, Erin había perdido algo de fuerza respecto de los días anteriores y se degradó a un huracán de categoría 2, con vientos máximos sostenidos de 161 kilómetros por hora (100 mph), según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Se encontraba a unos 869 kilómetros (540 millas) al sur-sureste del Cabo Hatteras en Carolina del Norte.
Se emitieron alertas de tormenta tropical para Virginia y Carolina del Norte, así como para Bermudas.
Los climatólogos dicen que los huracanes en el Atlántico ahora tienen muchas más probabilidades de intensificarse rápidamente y alcanzar la fuerza de tormentas poderosas y catastróficas alimentadas por océanos más cálidos. Hace dos años, el huracán Lee creció con sorprendente rapidez mientras avanzaba por el Atlántico, desatando tormentas violentas y corrientes de resaca.
En los Outer Banks de Carolina del Norte, la marejada ciclónica de Erin podría inundar carreteras con olas de 4,6 metros (15 pies). Se ordenaron evacuaciones obligatorias en las islas de Hatteras y Ocracoke, y más de 1.800 personas habían salido de Ocracoke en ferry desde el lunes.
El gobernador de Carolina del Norte, Josh Stein, advirtió a los residentes de la costa que estén preparados en caso de que necesiten evacuar y declaró estado de emergencia el martes. Se reforzaron las dunas usando excavadoras, y en Hatteras, los propietarios de un muelle quitaron algunas tablas, con la esperanza de que la marejada ciclónica pase sin destrozar la estructura.
La mayoría de los residentes decidieron quedarse, aunque los recuerdos del huracán Dorian de 2019 —cuando 2,1 metros (7 pies) de agua inundaron Ocracoke— aún están frescos, dijo Randal Mathews, comisionado del condado.
Tom Newsom, quien dirige viajes chárter de pesca en Hatteras, dijo que ha vivido allí casi 40 años y nunca ha evacuado, y no lo hará esta vez.
Comparando este huracán con otros que ha visto, lo llamó un “nor’easter (tormenta del noreste) con esteroides”.
Bryan Philips, quien también vive en la isla, dijo que evacuaría si recibieran un golpe directo. Espera que las carreteras estén abiertas para el fin de semana para asegurarse de que no se pierda uno de los últimos fines de semana de verano.
“Esa es su principal preocupación: traer a los turistas de vuelta a la isla lo antes posible”, dijo Philips.
La delgada franja de islas barrera de los Outer Banks en el océano Atlántico es cada vez más vulnerable a las marejadas ciclónicas. Hay preocupaciones de que varios días de fuerte oleaje, vientos y olas puedan arrasar partes de la carretera principal, dejando algunas rutas intransitables durante varios días. Y docenas de casas de playa ya desgastadas por la erosión crónica de la playa y la pérdida de dunas protectoras podrían estar en riesgo, dijo David Hallac, superintendente de Cape Hatteras National Seashore.
Más al sur, no se habían ordenado evacuaciones, pero algunos puntos de acceso a la playa fueron cerrados, ya que los pronósticos indican niveles de agua de hasta 1 metro (3 pies) sobre las mareas altas normales durante varios días.