Se imaginan, a María de Jesús Patricio ganando la presidencia de la república. ¡Una indígena al frente del gobierno de uno de los países más racistas del mundo!
Y es que los mexicanos disfrutamos del folclore. A casi todos nos gusta ir a Oaxaca y pasear por sus mercados populares; retratarse junto a un tarahumara, en las Barrancas del Cobre; caminar por el Paseo Montejo, junto a los hombrecitos yucatecos, vestidos son sus guayaberas blancas.
¿Quién no se entretiene viendo a los chamanes, haciendo sus limpias con los creyentes, en las calles adyacentes al Zócalo de la Ciudad de México? ¿Quién no disfruta caminar por las calles de Quiroga, Michoacán, para ver y comprar artesanías elaboradas muchas veces ante nuestros propios ojos?
Leer los cuentos de Francisco Rojas o los de Bruno Traven, siguen siendo una delicia, por no mencionar a los del gran Juan Rulfo, tratando de la vida de los campesinos indígenas.
Pero una cosa es el folclore y disfrutar de las mil y un festividades de nuestros pueblos indígenas y otra hablar de su integración al 100 por ciento a la vida nacional.
La realidad es que muchas de nuestras damas y caballeros, desde los encopetados o los más modestos, pondrían el grito en el cielo si de pronto les llegara el hijo o la hija con una novia o novio indígena, interesado en casarse a la de ya.
Y es que con todo y que de dos de nuestros más grandes presidentes en la historia del México independiente eran de origen indígena, Benito Juárez y Porfirio Díaz, la realidad es que como mandatarios se les sigue reprochando que hicieron todo lo posible para integrarse a la vida nacional y que hicieron todo por olvidarse de su origen indígena.
María de Jesús Patricio, integrante del Ejército Zapatista, pretende ser candidata independiente a la presidencia de la república. En los primeros 21 de recolección de firmas llevaba 22 mil 340, cuando debería de llevar 151 mil 641. Le faltan 844 mil 253 y tiene 99 días para reunirlas. Es poco probable que las reúna y que pueda ser candidata.
Si pudiera ser candidata y ganar, Marichuy sería la voz de más de 7.3 millones de 71 pueblos indígenas que hay en México y a los cuales tanto el gobierno como la sociedad misma los vez como un tema de folclore y son víctimas de racismo. En México, como país, somos más racistas que muchos racistas en Estados Unidos, incluyendo a Donald Trump. Esto siempre ha sido así. Después de la conquista, había quienes pensaban que los indígenas no tenían alma. En la guerra de independencia se les enviaba a la vanguardia, con sus lanzas, hondas y piedras, porque se pensaba que no eran aptos para la guerra y que en caso de perderlos, se perdía poco.
Es muy probable que Marichuy, una indígena nahua, no sea candidata presidencial. Es una lástima. Así como Estados Unidos se exorcizo con su primer presidente negro, México debe experimentar con otro tipo de personajes, incluyendo los indígenas, total, ¡con los blanquitos nos ha ido mal!