Cuándo elevan la intensidad de las renegociaciones para el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá, quedó claro el tono que tendrán. En una acción inesperada, el gobierno de Justin Trudeau advirtió que están listos para salirse del acuerdo comercial de norteamérica sí la administración de Donald Trump continua con su insistencia de eliminar el Capítulo 19.
Habrá que recordar que México llegó al TLC en un momento históricamente crucial para el país -guste o no- pues en la narrativa de Carlos Salinas de Gortari, presidente de la República, estaba llevando al mexicano a otros niveles económicos por lo que el acuerdo trilateral era parte sustancial de las acciones que completaban su discurso. Eran los años en que creció la clase media, facilitaron los créditos a la vivienda popular, con la desincorporación de Teléfonos de México (TELMEX) se mejoraron drásticamente los servicios, sin olvidarnos el incremento del uso de tarjetas de crédito. Sin embargo, los mexicanos llegaron al escenario comercial mundial muy cuestionados por no tener el nivel para negociar el más ambicioso acuerdo con Estados Unidos y Canadá, era una nación tercermundista.
En aquel entonces, los transportistas mexicanos y estadounidenses pusieron en jaque las negociaciones del TLC, entre sindicatos de este lado o las uniones de aquel flanco, sea como fuera, así sucedió porque era –quizás- el apartado más competitivo que tenían las negociaciones del México de hace dos décadas. Estados Unidos no se podía dar el lujo de romper con el transporte de carga nacional no sólo por necesitarlos en su industria muy introducida en el país, sino que era la puerta de acceso para latinoamérica pues eran los líderes rodados –muchos de ellos, con sede de nacimiento en Nuevo Laredo, Tamaulipas- de todo el continente de habla hispana.
Hoy México –guste o no- llega en otro nivel, ya no es el país tercermundista de hace 20 años, ahora con una economía emergente sólida, con finanzas fortalecidas como estado, con condiciones de libre mercado en incipiente crecimiento, con mejores niveles de captación de empleos, y hasta con una muy ligera ventaja de aceptación popular de Enrique Peña Nieto contra Donald Trump. Justo en el nuevo tema que se incluyó en la actualización del acuerdo comercial, el presidente mexicano llega con una carta poderosa contra el presidente estadounidense: energía.
Mientras Trump al romper con el acuerdo mundial climático para revivir los empresarios del carbón puso en vilo al resto de la industria energética de Estados Unidos; Peña abre las puertas a esos inversionistas donde los del sector de energías renovables están encontrando mejores condiciones; por tener más oportunidades de inversión, México llega más fortalecido.
En este momento del sur de Texas se construye un ducto que entrará por Nuevo Laredo, Tamaulipas; otro cerca de Ciudad Juárez, Chihuahua; uno más en proceso, ya es el más importante del mundo por ser marino, que ingresará por Matamoros. Le pregunto a usted estimado lector ¿a qué país apoyarán esos inversionistas en las renegociaciones del TLC? ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
