El próximo 8 de Septiembre dará inicio el proceso electoral 2017-2018, en los tres ámbitos electorales, federal, estatal y municipal, ahora en la modalidad de elecciones concurrentes, teniendo como fecha para la jornada electoral el 1 de Julio del año 2018.
En esta elección están puestas la mayor parte de las miradas nacionales e internacionales, el poder mediático que acompaña esta elección es muy poderoso, al grado de que tanto electores como candidatos a esta posición dan por sentado que promesas y posicionamientos son fundamentales en el futuro del país. Este fenómeno de percepción, es propio de los sistemas políticos presidencialistas, y no tanto de los sistemas parlamentarios, en los que las elecciones legislativas tienen la mayor carga de atención mediática.
Al tener México un sistema presidencial, ahora acotado por la fuerza del poder legislativo federal, lógico es que los escenarios previsibles y de inicio se discuten y proponen en torno a la elección presidencial, en la que se disputan el poder al menos 4 fuerzas políticas: Acción nacional, el Revolucionario Institucional, el de Regeneración nacional y el de la Revolución democrática. Tres de ellos en claro proceso de definir a sus candidatos y uno de ellos, con candidato virtual.
Es de esperarse que el PRI, como es su costumbre, cruce este proceso, de manera expedita conforme a los tiempos legales y sus propias estaciones políticas internas y de jefatura máxima. Contrario a lo que se ve en los otros tres partidos contendientes, los que se debaten en sus procesos internos.
MORENA de López Obrador, definió dos mecanismos para definir candidaturas: Consenso y Encuesta, donde no hay condiciones para el primero, se opta por la encuesta (85% de los casos). Y allí es donde empiezan los grandes problemas, el mejor ejemplo es el caso de la nueva entidad federada, o estado 33, Ciudad de México; Lugar en el que el Delegado Monrreal no quedó conforme y descalifica la supuesta o real encuesta, que lo ubica en cuarto lugar, lo que le parece una ofensa y una burla.
Adisgusto con la decisión de su partido que le impide aspirar a la jefatura de gobierno de ciudad capital de la federación, busca las justificaciones necesarias para dejar MORENA y pasarse a otro partido, o bien a una candidatura ciudadana. Es evidente que su movilización lo llevará finalmente a esa decisión. Su lejanía con López Obrador (7 meses, según el mismo Monrreal, de no hablar con él), dicen mucho del porqué no ledan la pretendida candidatura.
Los argumentos o razones del desafortunado distanciamiento, son la cercanía del delegado de Cuahutemoc con líderes de otros partidos y personajes contrarios al jefe político de MORENA. Monrreal necesita construir buenos argumentos políticos para dejar su actual partido, razones que demeriten su imagen y que no lo hagan ver como político trpador de ocasión, (primero PRI, luego PRD, ahora MORENA, y después otra organización). Eso es lo que cuida actualmente el señor Monrreal, por eso convoca a mitines políticos en su delegación, y publicamente le pide a su partido que rectifique, que aún están a tiempo.
Cosa que es dificil que suceda, según declaraciones de la propia secretaria general Yeiko Polansky (según fonética), quien señala que el delegado Monrreal no se ha acercado a su partido para fundar su inconformidad y proponer un acuerdo, que se ha dedicado a litigar en público y através de los medios de comunicación sus desconciertos, lo que por supuesto le da espacios y ventajas publicitarias. Es de todos conocidos que el señor Monrreal bien conoce esas veredas, vericuetos y trucos de la política.
Vistos así los escenarios de inicio, más la fragilidad y marginación electoral del PRD, la elección presidencial podría terminar en tercios o cuartos, lo que pone a los partidos, candidatos y aspirantes, en igualdad de posibilidades de éxito, ya que sin excepción, las encuestas con que arranca el proceso electivo del 2018, consignan un alto porcentajes de indecisos (entre 25 y 30% ). En otras palabras no hay nada para nadie.
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