Pláticas de amigos

Dicen que con las buenas pláticas corre el tiempo como si nada, y es verdad. Y viene a colación este tema porque eso siempre sucede en las reuniones de la Asociación de Periodistas Veteranos de Nuevo Laredo, a la cual tengo el privilegio de pertenecer y que muy atinadamente sigue dirigiendo Pedro Edmundo Zapata Molina, uno de mis tantos antiguos maestros en el periodismo. Las reuniones de los periodistas veteranos se realizan catorcenalmente los sábados, por lo que un sábado hay, y otro no. A veces van algunos compañeros, a veces otros, a veces es muy nutrida la asistencia, en otras no tanto, pero lo que sin duda llama la atención es que nunca son aburridas, siempre son muy amenas. Por lo regular Pedro Edmundo invita a cada sesión a un reconocido personaje de la localidad a quien se le reconoce su trayectoria y se habla de su vida, se cuentan anécdotas y se convive con él. Pero también hay interesantes pláticas entre los asistentes, donde igualmente las anécdotas periodísticas salen a relucir, lo mismo que los comentarios sobre el diario vivir. En esta última reunión tuve la oportunidad de convivir muy de cerca con Primitivo López Herrera y Miguel Ángel Vidal Ozuna, a quienes admiro profundamente por ser comunicadores de vieja cepa, pero que siguen estando vigentes en el ámbito de la comunicación. A “Primi” lo conozco desde que era niño, cuando teniendo 13 años de edad me llevó mi hermano Antonio Martínez Contreras al periódico El Diario a ayudarle en el área de archivo, y donde aparte hacía los mandados. Primitivo era el subdirector del periódico y me correspondía tenerle listo el material de las notas nacionales e internacionales que llegaban a través de los teletipos, de tal forma que cuando él llegara a la labor, seleccionaría cuáles irían en la edición impresa del día siguiente. Era clásico su grito de “huesoooo” cuando requería de material, y ahí salía yo corriendo con rumbo a su oficina a entregárselo. Fue uno de los tantos periodistas a los que le aprendí la labor informativa, pues era, y sigue siendo, un gran comunicador y sobre todo muy respetado. Llegó a ser por muchos años el corresponsal de Televisa, e incluso colaboré con él cuando editaba un periódico semanal llamada Prensa Libre. A veces pienso que “Primi” y yo hemos estado muy ligados, puesto que de hecho llegó a vivir a media cuadra de mi casa, y cuando él fue presidente de la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), yo lo fui de la Asociación de Periodistas de Nuevo Laredo (APNL) y como tales colaboramos juntos. Desde entonces me dice “líder”, y yo le digo igual. Y siempre me es grato dialogar con él, aun cuando evoquemos las andanzas que ya hemos platicado, pero que no pierden esa escencia emocional de volverlas a comentar. Y a Miguel Ángel tengo poco tiempo de conocerlo, aunque él ya tiene largo rato en la radio, con su programa dominical matutino en Stereo 91, así como también en la televisión, con su noticiero de AireCable Canal 29. Pero dialogar con Vidal Ozuna siempre es gratificante, es una persona que sabe mucho, y por ende siempre tiene mucho que aportar. Su plática es muy amena, y hace que el tiempo se vaya volando. De hecho este sábado llegué a la reunión a las 9 de la mañana, y al salir eran ya las 11.30 horas, por lo que se me fueron dos horas y media de mi tiempo sin sentir, precisamente por la amenidad del diálogo con tan excelentes personas, al igual que también con otros compañeros con los que de la misma manera estuve platicando a intervalos, y a quienes como siempre saludo con mucho gusto, pues todos de una u otra forma fueron parte de mi vida, y de mi aprendizaje, y de hecho lo siguen siendo, pues uno nunca deja de aprender y sobre todo de convencerse, que los mejores momentos de la vida están al lado de los amigos que nos han rodeado, nos rodean, y quiera el Todopoderoso, nos sigan rodeando, para seguir disfrutando de las buenas pláticas en que corre el tiempo y se va como si nada.