PERTH, Australia.- Las ballenas piloto sobrevivientes del grupo de casi 100 ejemplares que encalló en la costa suroeste de Australia fueron sacrificadas el miércoles después de un segundo día de desesperados, pero infructuosos, esfuerzos por rescatarlas, informaron las autoridades.
La manada de ballenas piloto de aleta larga encalló el martes en la playa Cheynes, al este de la antigua estación ballenera de Albany, en el estado de Australia Occidental, al sur de la capital estatal Perth.
A pesar de los esfuerzos de funcionarios de vida silvestre y voluntarios, 52 de las ballenas varadas murieron en la playa.
Las otras 45 fueron sacrificadas el miércoles después de que fracasaron los esfuerzos para guiarlas a aguas más profundas. Las sobrevivientes regresaban una y otra vez a aguas poco profundas, informó el Servicio de Parques y Vida Silvestre de Australia Occidental en un comunicado difundido la noche del miércoles.
“Tristemente, se tuvo que tomar la decisión de sacrificar a las ballenas restantes para evitar prolongar su sufrimiento”, señaló la agencia.
“Fue una decisión difícil para todos los involucrados, pero el bienestar de las ballenas tenía prioridad”, añadió.
El servicio agradeció a los cientos de voluntarios que ayudaron en el intento por salvar a las ballenas.
Expertos en vida silvestre señalaron que el encallamiento podría ser un indicador de estrés o enfermedad dentro de la manada, pero dijeron que las razones probablemente seguirán siendo un misterio.
Las ballenas piloto son animales sumamente sociables y mantienen relaciones estrechas con el grupo durante toda su vida.
Un video grabado con un dron y publicado por el gobierno estatal mostraba a las ballenas agrupándose y formando un corazón antes de encallar en la playa.
El incidente recordó al ocurrido en septiembre pasado, en el que murieron unas 200 ballenas piloto luego de que una manada encalló en la remota costa oeste del estado insular de Tasmania, frente a la costa sureste de Australia.
Al mes siguiente, casi 500 ballenas piloto murieron luego de quedar varadas en dos playas lejanas de Nueva Zelanda.