La alcaldesa de Reynosa, Maki Ortiz propuso aplicar impuestos a los vendedores de elotes y al comercio informal en general y los medios de comunicación se le fueron a la yugular.
Dice Maki que ante el crecimiento cero de la economía y las políticas de recorte al gasto que promueve la 4ta. Transformación es importante promover estrategias para que mejore la recaudación y que Estados y Municipios reciban más recursos para mejorar sus comunidades.
Suena cruel gravar a los eloteros, pero el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ya alertó sobre el riesgo de una recesión mundial como la de 2008 y 2009, y advirtió que se tiene que mejorar la economía, tiene que haber mayor recaudación fiscal y una mejor distribución del gasto.
No lo dice, pero es obvio que se tiene que reencauzar el gasto social. En vez de programas clientelares que no acaban con la pobreza, es necesario promover el crecimiento de la economía. Que la gente gane bien para que no necesite caridad.
El dinero que se gasta en los programas clientelares sale de los impuestos y la recaudación fiscal ha caído en los últimos meses, tanto de IVA, de ISR, de las exportaciones del petróleo. De todo. Uno de los pocos rubros de la economía que va bien son las exportaciones de las maquiladoras, pero eso no significa que la economía mexicana este bien. Las economías que están fuertes son las de los países a donde mandan sus mercancías el sector maquilador. Esos países tienen dinero para comprar más productos, así de sencillo.
La economía mexicana está en una encrucijada. El gobierno se empeña en gastar el dinero en programas clientelares y ha fallado en su estrategia de incrementar la recaudación. No sabe cómo hacerlo. Encima no hay confianza en el gobierno, hay inseguridad y los que tienen dinero prefieren tenerlo bajo el colchón porque cada vez confían menos en los bancos. Lo ideal sería que ese dinero se fuera a inversiones, a abrir industrias, comercios, a construir edificios, bodegas, casas, que generen empleos, que muevan la economía, que generen crecimiento, pero mientras no haya confianza, no se verán inversiones.
Para que el gobierno se gane la confianza del sector privado sería necesario que deje de agredirlos, de insultarlos, de culparlos de ser corresponsables de lo que le pasa al país, pero eso suena imposible en un gobernante contradictorio que nos dice que va a separar el poder político del económico pero tiene de asesores a Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego y a Emilio Azcárraga Jean, o sea a los empresarios más poderosos con presencia en varios países del mundo, no solo México.
O sea no los quiere, pero los tiene a su lado. No los quiere, pero los necesita. No los quiere, pero no puede prescindir de ellos. No los quiere, pero no puede vivir sin ellos. Es amor apache.
¿Qué va a pasar en el 2020? No lo sabemos con claridad pero si a la recesión que ya vive el país, aunque el Presidente lo niegue, se añade una recesión mundial, ¡Cuidado!
