No es ninguna sorpresa el triunfo de Alejandro Moreno; la suya es la crónica de una victoria muy anunciada.
Lo que sí es una sorpresa es que el priismo de Nuevo Laredo se haya posicionado como el más organizado y fuerte de todo Tamaulipas. Da ejemplo estatal.
De un total de 31,481 votos emitidos en los municipios de Tamaulipas, el priismo de Nuevo Laredo aportó 5,108 votos, o lo que es lo mismo, uno de cada seis votos emitidos en Tamaulipas fueron de priistas locales.
En comparación, en otros municipios los votos registrados fueron 2,126 en Miguel Alemán; 2,117 en Madero; 1,560 en González; 1,556 en Matamoros; 1,461 en Tampico; 1,451 en Reynosa; 1,351 en Victoria.
En Nuevo Laredo, Alejandro Moreno obtuvo 2,913 votos; Ivonne Ortega 1,509; Lorena Piñón 553; y hubo 133 nulos.
Al priismo de Nuevo Laredo le fue bastante bien. Más de cinco mil votos en una elección interna son muy buenos números. Una elección interna no despierta el mismo entusiasmo que una constitucional.
En este proceso el PRI manejó un padrón de 22 mil militantes, pero es obvio que estos números no son reales, pues data de hace 4 años y en ese tiempo han renunciado militantes, algunos han fallecido, otros cambiaron de ciudad.
En fin, realizada la elección nacional ahora vendrán la estatal y las municipales para ir trabajando en la renovación de los cuadros internos con miras a las elecciones del 2021, que formalmente inician en septiembre de 2020, dentro de un año y días, pues.
Que el PRI haya movilizado más de 5 mil militantes es evidencia de que aunque ciertamente está golpeado, fraccionado, está
organizado y tiene capacidad de movilización. Está vivo, pues.
El PRI necesita nuevos liderazgos que trabajen de la mano de la militancia, que la dirijan, que la orienten, que la apoyen.
En la medida que surjan nuevos liderazgos orientados a apoyar a las bases y no en usarlas en su provecho, podrán construirse nuevos cuadros. Siempre hay y habrá cuadros interesados en incursionar en la política, atraídos por la ideología partidista — lo que eso sea — o atraídos por la forma de trabajar de los líderes, cuando estos son sencillos, activos, con ánimo de servicio, con sensibilidad social, alejados del gandallismo.
En fin, el PRI tiene por delante el reto de reconstruirse o morir en el intento.