El escritor británico William Golding escribió la novela “El señor de las moscas” en 1954, en ella, describe la historia de varios niños, quienes, por naufragio, arribaron a una isla desierta, lugar donde crearon un modelo de vida y sistema de gobierno para sobrevivir organizadamente.
Ralph, el mayor, se asumió como líder o presidente; Jack, uno de los más grandes, le tocó coordinar el fuego con el que pretendían generar el humo suficiente para atraer a embarcaciones o aviones que los rescataran y, entre otros; Piggy, el bondadoso amigo y asistente de Ralph, la historia transcurría en paz hasta que las pasiones humanas estallaron.
Pero un día, Jack decidió abandonar la misión de mantener el fuego, en lugar de ello, le dio por la vagancia y la cacería de cerdos, asumiéndose como anarquista total, descontroló la gobernanza de aquella isla, llegando incluso, a matar a Piggy, mientras el resto de sus rebeldes seguidores, asesinaron a otro de nombre Simón.
En la primera semana de enero, cerca de 2000 trabajadores de sector maquilador de Matamoros Tamaulipas, afiliados al Sindicato de Jornaleros y Obreros de la Industria Maquiladora, emplazaron a huelga en reclamo de un aumento salarial del 20% y un bono de $32,000 por trabajador, el descuido fue tal que, para el día 25 del mismo mes, 48 maquiladoras paralizaron sus actividades gracias a que 60,000 trabajadores decidieron cerrar temporalmente sus centros de trabajo.
La buena noticia es que al día de hoy son 42 las empresas que acordaron cumplir las demandas de los trabajadores para poner fin a la huelga, sin embargo, hay tres malas noticias, la primera es que 6 maquiladoras continúan en huelga general, estas son Adient, Arkema, Avances Científicos, Cardinal Brands, Reinfro Planta 1 y Schumex; la segunda es el cierre definitivo de la Maquiladora Cepillos de Matamoros S.A. de C.V, empresa que dejó sin empleo a casi 800 trabajadores y; la tercera es que tres maquiladoras de Ciudad Victoria, capital, ya emplazaron a huelga.
Si bien es cierto, el momento más álgido del conflicto en Matamoros ya terminó, sin embargo, también es cierto que los empresarios tanto internacionales como nacionales del sector temen una escalada de huelgas en México, pues en esta ocasión, la falta de intervención oportuna afectó su confianza, ya que de haber negociado con más eficacia en tiempo y forma, se hubiera desactivado el conflicto a más tardar para la segunda semana de enero, evitando así, pérdidas millonarias por el paro de labores. En este sentido, el Presidente de la República debe retirar a los negociadores actuales del caso Matamoros para evitar que pongan en riesgo la economía y el empleo, pero sobre todo, la gobernabilidad democrática del país.
Si el conflicto laboral de Matamoros hubiese replicado en otras entidades donde se encuentran los grandes parques industriales (clústeres alimentarios, electrónicos, automotrices, eléctricos etc.), en estos momentos la economía nacional estaría al borde del colapso. Para comprender el nivel del problema, debemos saber que solo en el 2016, el valor total de la producción de la industria electrónica instalada en México (Samsung, LG, Hisense, Cisco, Sony, Mabe etc.) fue de 77,520 millones de dólares, mientras que el sector de alimentos procesados (Bimbo, Sigma, Gruma, Lala, Bachoco, Nestlé, Danone etc.) alcanzó los 104,891 millones de dólares (cifras económicas del INEGI), si sumamos el valor de la producción de ambos sectores, da como resultado 182,411 millones de dólares, cifra que supera la riqueza del fundador de Amazon, Jeff Bezos, quien, según Forbes, es el hombre más rico del mundo con 166,000 millones de dólares.
Retomando el final de “El señor de las moscas”, la historia termina cuando la turba de niños enardecidos armados con lanzas, felices de instaurar la anarquía, no conformes con haber incendiado gran parte de la isla, también perseguían a Ralph el presidente con la intención de matarlo, solo que éste último y, para su fortuna, en su despavorida carrera se topó con un militar que había desembarcado para salvarlos. Al igual que la obra de Golding, nuestro país no merece un final donde tenga que ser el ejército quien ponga orden a cualquier disturbio, pues de eso ya tuvimos demasiado con Díaz Ordaz, Echeverría y compañía.
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