No es novedad la declaración del general SALVADOR CIENFUEGOS al reconocer que fue un error sacar el Ejército Mexicano de sus cuarteles y lanzarlo a las calles a combatir el narcotráfico sin preparación y ni siquiera un marco jurídico.
El fracaso queda más que claro. Una lucha “sin cuartel” cuyo saldo no revela cifras al menos oficiales y da la pauta a la especulación de miles de víctimas, muchas colaterales derivadas de una improvisada y desigual batalla.
La medida adoptada por FELIPE CALDERON cumple 10 años.
El costo real nadie lo sabe. No hay cifras oficiales de muertos o de heridos. Las delegaciones estatales de Derechos Humanos han acumulado expedientes que no avanzan y se han instituido Fiscalías Especiales para miles de desaparecidos que no se buscan.
Desde su inicio, la medida calderonista fue cuestionada. Hay quienes vinculan la decisión del ex presidente con un desesperado intento por legitimar su arribo al poder después de una elección dudosa originada con un reducido margen de votos y en medio de la histórica exigencia del conteo “voto por voto” impulsada por el “derrotado” ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
De eso han transcurrido 3 mil 650 días y aunque no es novedad la declaración del Secretario de la Defensa Nacional resulta por demás oportuna ante el destino inmediato de las fuerzas militares: la posibilidad de que los militares regresen a los cuarteles o bien un urgente marco jurídico que regule su actuar en las calles.
La estrategia de seguridad lanzada en mayo del 2013 trajo en siete ocasiones al Gabinete de Seguridad encabezado por el secretario de Gobernación MIGUEL ANGEL OSORIO CHONG pero con escasos resultados.
Para la mayoría, lo iniciado por FELIPE CALDERON y sostenido por el presidente ENRIQUE PEÑA NIETO es una lucha crucial pero finalmente fallida.
Tiene razón el general Cienfuegos al exigir el regreso a los cuarteles o el marco jurídico que de legalidad a la actuación en las calles por aquello de que pudieran transcurrir otros 10 años.
maribelvillarreal@hotmail.es
