Lucha libre

Entre los 16 y los 17 años trabajé como reportero de la Sección de Deportes del desaparecido periódico Laredo Ahora. Y entre los tantos eventos que cubría estaba el de la lucha libre, que en aquel entonces se escenificaba tanto en la Arena Cuatro Caminos como en la Arena Nuevo Laredo 2000, los lunes por la noche. Había ocasiones en que había funciones en las dos arenas, y me iba tanto a una como a otra a tomar fotos. Normalmente había más funciones en la Arena Nuevo Laredo 2000, donde estaba como encargado el amigo Paco Quevedo, quien en cuanto me veía aparecer me daba pase inmediato para empezar a realizar el trabajo, que prácticamente consistía en tomar las fotos y tomar nota breve de los encuentros luchísticos, para luego hacer tremendas historias sobre la función, pues en aquel entonces dedicábamos toda una página a la lucha libre, en la edición de los miércoles. Así pues tuve la dicha de presenciar enormes combates en el cuadrilátero, y sobre todo de tomar fotos de los luchadores de aquella época. Tenía fotos a montón, que en aquel entonces eran en blanco y negro pues se tomaban con las viejas cámaras Pentax, Nikon, Canon y demás, que usaban rollo. Yo mismo la revelaba en el laboratorio del periódico y llegué a hacerlo por puro gusto, fotos grandes de los luchadores que tenía en casa pegadas en una pared. Tenía fotos de El Hijo del Santo, de Blue Demon Jr., Mil Máscaras, Tinieblas, El Matemático, Dr. Wagner, Fishman, Lizmark, El Solitario, Blue Panther, El Perro Aguayo, El Satánico, Sangre Chicana, y muchos tantos otros estetas, que si los menciono a todos no termino en este espacio. Esas fotos las tomaba ya sea cuando iban a empezar los combates o bien tras bambalinas, pues en ese sentido Don Paco Quevedo siempre me dio la oportunidad de meterme hasta los vestidores. Había luchadores que se prestaban para la foto, e incluso permitían que la afición se tomara fotos con ellos, y eso a mí me dejaba algunos dividendos, pues lógicamente la gente me encargaba las fotografías, y al lunes siguiente me esperaban para dárselas, y me daban una gratificación. Llegué también a tomar fotos sensacionales de los luchadores en acción tanto dentro como fuera del ring, pues también tuve la chance de andar en los pasillos centrales de la arena, captando imágenes. Aún recuerdo cuando una vez luchando en tríos El Hijo del Santo, Blue Demon Jr. y Black Shadow Jr., El Hijo del Santo se me acercó y me dijo “ponte abusado para que me tomes ahorita que voy a volar”, y yo con la cara de asombro porque me había hablado el hijo de la leyenda no hice más que preparar mi cámara y que para pronto se subió el enmascarado de plata a la tercera cuerda y desde ahí se aventó hacia afuera del ring sobre el Satánico, y así pude yo tomar una gran foto que engalanó las páginas del periódico y que muchos me felicitaron al ver a El Santo en pleno vuelo, con los brazos abiertos, y abajo un Satánico a punto de recibirlo. Esa noche al terminar la función El Santo me preguntó sí había captado el vuelo y le dije que sí muy emocionado, por lo que el enmascarado me encargó que se la proporcionara más adelante, por lo que la hice en grande. Desgraciadamente ya no volví a ver al Hijo del Santo en alguna función luchística, por lo que me quedé con la foto, y la tenía como un gran recuerdo, siempre con la esperanza de dársela un día. Desgraciadamente formó parte del legajo de fotos que perdí, y el negativo se quedó en el periódico. Y así tuve muchas anécdotas de la lucha libre, como reportero de deportes. Después me fui a reportear a Laredo, Texas, y a veces iba a la lucha, pero ya como espectador. Después cerró la Arena Nuevo Laredo 2000 y se quedó la Arena 4 Caminos, pero ya no tuve esa chance de andar tomando fotos. Ya de grande perdí el interés por la lucha libre porque las nuevas empresas empezaron a hacer los espectáculos tipo americano, y hoy en día la lucha libre es un relajo, nada de lo que fue. Yo tuve la dicha de ver a Los Dinamita enfrentándose a Los Villanos, ver al Trío Fantástico, que era tan querido por los niños, a Los Brazos, que también se daban sus entres con Los Villanos, y sin faltar los sangrientos enfrentamientos entre El Perro Aguayo y Sangre Chicana, o El Satánico y Villano III, o haciendo parejas locas estos cuatro estetas, confrontándose entre sí. Fueron otros tiempos, y parte de una etapa bella de mi vida. Una de las tantas cosas que he tenido el privilegio de ser parte, para ahora contarlo como parte de mis tantas Vivencias o Venvicias, como quieran llamarlo.