Hasta hace algunos años, el PRI le apostaba en cada elección a sus redes afectivas, es decir, listas de ciudadanos que facilitaban sus datos electorales a un promotor y aseguraban que darían su voto a los candidatos de ese partido.
Sectores y organizaciones se esmeraban en reunir cientos y miles de datos de ciudadanos comprometidos con el partido y se dio el caso curioso que en la elección de 2013 se promovieron más de 360 mil, muy por encima de la lista nominal que andaba en unos 300 mil electores.
Había una competencia entre los sectores por ver quién reunía más promovidos entre sus militantes.
Al final del día, en ese proceso electoral, el PRI obtuvo casi 50 mil votos y no los 360 mil promovidos.
Hoy la estrategia electoral se movió de las redes afectivas a las redes sociales. Todos los partidos y todos los aspirantes se promueven en ellas y muchos invierten dinero a cambio de que la propia red los promueva.
Este es un fenómeno que se presentó en las últimas elecciones y seguramente se intensificará aún más, en tanto persista la pandemia y no sea conveniente realizar actos masivos.
Edgar Melhem Salinas, líder estatal del PRI, dijo semanas atrás que el 60 por ciento de las campañas se dará a través de las redes sociales y el resto a través de las estrategias tradicionales.
Basta entrar a facebook y twitter para darse cuenta que ambas redes están inundadas de mensajes políticos, emitidos tanto por aspirantes a cargos de elección popular como por funcionarios de los tres niveles que promueven sus actividades.
Estos mensajes también abundan en whatsapp donde se crean redes de varias decenas y cientos de participantes para compartir propaganda. En menor medida, también se difunden mensajes en tik tok e instagram.
No solo difunden sus propios mensajes, también cuentan con decenas de seguidores y empleados que ayudan a replicarlos, con el objetivo de dar la apariencia de lo mucho que su jefe y amigo es estimado por los cibernautas.
Cualquier red es buena para promoverse, es el mensaje de los políticos.
Hasta antes de pandemia, las redes sociales eran una estrategia en la construcción de los triunfos electorales. Con la emergencia sanitaria, podría convertirse en la estrategia principal, pero eso lo veremos el próximo año.
Mientras tanto, debemos acostumbrarnos a ver mensajes de los políticos en las redes sociales y corresponde a cada individuo determinar hasta dónde deja que lleguen. Esto es como las llamadas telefónicas de los bancos ofreciendo tarjetas y créditos, basta colgar, si uno no quiere perder el tiempo en escuchar las promociones. Igual se puede hacer con la propaganda en las redes sociales no deseada y simplemente se salta esos mensajes.
Los políticos buscan atrapar con sus mensajes y el ciudadano tiene el poder de decidir y se deja atrapar.