La crisis del coronavirus es una amenaza para la salud pública y, cada vez más, una amenaza económica. La Organización de la Naciones Unidas (ONU) hizo un llamado a la solidaridad mundial ante la pandemia. El llamado es prudente, el virus COVID-19 desencadenará recesión en algunos países y desaceleración de la economía global. Al interior de las naciones la duración y profundidad de la crisis impactará la economía y el ingreso de las familias.
La propagación del COVID-19 dejará más víctimas por el impacto económico, derivado de las medidas de contingencias para combatirla, que por el contagio del virus. Algunos países decidieron suspender actividades que afectan cadenas productivas, como cerrar fronteras, cerrar negocios de servicios y solicitar a la ciudadanía no salir de sus hogares. Estas acciones paralizan las distintas economías internas y la global. Aunado a otras debilidades como la caída de los precios del petróleo y la tendencia proteccionista de algunas naciones se prevén efectos negativos que podrían costar meses o hasta años poder solventarlos.
El llamado de la ONU a solidarizarse y evitar el proteccionismo es consecuencia del recrudecimiento de la desaceleración de la economía a causa de la pandemia. La colaboración internacional es un recurso vital para evitar una recesión, que el mismo organismo considera casi segura. La ONU sugiere dos estrategias: la asunción de una liderazgo político que enderece las fallas económico-sociales y económico-ambientales de la economía mundial, y diseñar medidas estructurales que detengan lo patógenos económicos liberados por la crisis.
Liderazgo político, existe la opinión que la crisis del COVID-19 altere la débil recuperación de la economía global, se requiere que los gobiernos diseñen políticas monetarias como bajar tasas de interés y políticas fiscales que estabilicen una crisis a corto plazo. En caso que los periodos de contingencia aumenten se deberá inyectar liquidez para que la recuperación sea sostenida.
Medidas estructurales, se requiere confianza en los consumidores e inversionistas, para evitar fugaz de capitales, evitar debilitamiento de la demanda agregada, aumento de las deudas y el deterioro de la distribución del ingreso. Para lo anterior, se deben diseñar políticas correctivas y reformas institucionales para contribuir al crecimiento de manera robusta, sostenida, equitativa y respetuosa con el clima, lo que reducirá la posibilidad del colapso económico.
Este llamado debe ser atendido por el gobierno mexicano. A partir de información veraz y oportuna, el gobierno debe ser cauteloso con las medidas de contingencia en la primera etapa y complicaciones posteriores. Pues la economía mexicana no es fuerte, el 53% de la población económicamente activa está empleada informalmente, lo que hace imposible que las persona dejen su empleo, y si lo hacen podrían perder el mismo, dejando sin sustento a sus familias Esto genera consecuencias en cadena hasta debilitar la economía nacional y global.
