Cada día me convenzo más que la guerra por el poder en México se explica con la simple frase de “quítate tú para ponerme yo”. Quien lo dude, basta con que revise los hechos de todos los partidos y sus liderazgos frente a sus presumidas ideologías.
Está en juego el presupuesto que este año suman 4 billones 888 mil 892.5 millones de pesos, pero también el control de una nación que genera ricos fáciles en un contexto de corrupción e impunidad de ejemplo mundial.
Quien controla la silla presidencial, controla la seguridad, la convierte en negocio y no dudamos que empresas como el crimen organizado y el narcotráfico sean parte de las ventajas de ser el grupo en el poder.
Damos absoluta razón cuando Andrés Manuel López Obrador habla de que en México existe una mafia del poder, sin embargo, en su entorno prevalece y está en crecimiento otra mafia igualmente perniciosa, pues no creo que la fracción de la iniciativa privada y políticos desertores sean santos y apóstoles que “no roban, no mienten, no traicionan”.
Difícil para la sociedad mexicana sería afirmar que los dineros que recibe Andrés Manuel son de limosnas que se reciben en su templo y es que, hay ya demasiadas evidencias de que su Morena maneja un flujo de efectivos en un proceso de recaudación nacional que pasa por donativos inocentes de sus “viejejitos” hasta efectivo con el que un importante clan de ricos apuesta por nuevos negocios.
En términos de “indecencia” el status quo mexicano tiene sobrados ejemplos de putrefacción. Ahí estás los festejos que la élite en el poder realiza con la presencia de panistas, perredistas y priístas. La más reciente fue la boda de la hija del “celebre corrupto” Carlos Romero Deschamps, quien prevalece por al menos 5 sexenios como el gran intocado.
Líder petrolero, tres veces diputado federal, dos veces senador ícono de la impunidad legislativa exhibe y justifica un caldo de cultivo altamente negativo para el PRI en el 2018.
Sin embargo, igualmente peligroso es para este país que esté en proceso la posibilidad de un gobierno que por su origen es populista y que ha demostrado con hechos, como la Delegación Cuauhtémoc, que como gobierno son más de mismo.
El gobierno de Ricardo Monreal Ávila es ejemplo de lo que nos podría pasar con Morena, pues su administración no es la diferencia. Y tampoco vemos que al zacatecano le importe mucho. Entre 1998 y 2008, el originario de Fresnillo fue gobernador y los dichos sobre su mal gobierno y el hampa están registrados en medios.
Quizá estemos por ver lo que sería una guerra de los tramposos. Una campaña 2018 donde veremos juntos el agua, el aceite y la podredumbre, pero ojo, en ambos equipos.
Como en Cambalache, sin que importe sin naciste honrado, solo valdrá apostar en una ruleta de la que tendremos que esperar para conocer sus resultados. Y en todo esto, e sarcasmo social en un país que no se dobla, por más golpes bajos que recibe de los partidos políticos y sus engendros.
Lo mejor de cada casa…
No es para tanto pues hay cosas peores, sin embargo el párroco de la Parroquia de San Antonio de Padua, en Tula, reprocha que los organizadores de los 400 años de esta comunidad usen imágenes de la iglesia local para anunciar los festejos. El sacerdote busca gloria en la tierra y vanidad informativa aquí está.
Tampoco en el caso de Baltazar Hinojosa jefe de la comisión de infraestructura del Congreso quien acompañó en un evento al candidato del PRI al Estado de Coahuila Miguel Ángel Riquelme, como también lo hizo el titular de la comisión de presupuesto, Jorge Estefan Chidiac.
Ahí “Tío Balta” no dudó del triunfo del candidato lagunero y ponderó que “ningún candidato había tenido jamás la ventaja de contar con proyectos listos para la aprobación de la Secretaría de Hacienda”.
– Y claro que hacen bien los municipios en ponerse alertas ante la inminente temporada de huracanes que inicia el primero de junio. La ruda dosis de la tormenta en la semana no deja lugar a dormirse en los laureles.
OTROSI.- Y Osorio se pone la capa y responde a los gritos de fraude: “Que -Andrés- lo compruebe, que lleve documentos, que no siga en el discurso solamente de hablar, decir, señalar, confundiendo a la ciudadanía. Que vaya a un tribunal, que vaya a esas instituciones que no le gustan y que vaya y pruebe y estoy seguro que la autoridad habrá de actuar en consecuencia”.
