Al leer y releer lo que a diario se escribe y se dice en los editoriales nacionales e internacionales (en México en los cuatro diarios más importantes; en EUA en los ‘Times’, ‘Post’ y otros, y en Europa, el español El País, principalmente), sobre el estado de congoja, barullo, caos y desorden sicológico y sicosocial, político y empresarial producido en todo el mundo, con asombrosa facilidad e irresponsabilidad inaudita, por Mr. Tuitero (me refiero al emperador rubio de allende la frontera norte-mexicana), día a día, la confusión es tal, y tan generalizada, que a cada instante todo el entorno de opinión pierde credibilidad y deja de ser formativo y orientador.
Mire usted, amigo lector, créame que el estado de incertidumbre creado por los mensajes electrónicos de tan impredecible sujeto, convertidos a diario en noticia y repetidos hasta la saciedad, una y otra vez durante semanas y semanas, para finalmente ser convertidos en basura y arrojados al cesto de los desperdicios por inservibles y faltos de información confiable.
Debido principalmente a la actitud dual y perversa que el gobierno de Estados Unidos implementa hoy en día -como antes, solo que hoy más descarada y arrebatadamente por el incontenible impulso del emperador rubio de mantener su liderazgo mundial a base de escándalos, amenazas e insultos emitidos a diestra y siniestra-. Lo que lleva, a final de cuentas, a concluir que su arrogancia tiene tan afectados a los intereses económicos y sociales, así como a los formatos políticos institucionales, dentro y fuera de Estados Unidos.
Esto por supuesto, permite identificar lo que constituye el centro de su estrategia y la columna vertebral de sus tácticas operativas: El factor sorpresa utilizado a diario y con variada temática, por una parte, y el estado de confusión mundial en el que ha hundido a todos los países. Lo que le permite tener y conservar en un puño al mundo entero, día a día. Dando nueva vigencia, luego entonces, al viejo adagio mexicano de que: “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
A fin de confirmar lo dicho, recojo lo comentado por Mauricio de Meschoulam, editorialista del periódico El Universal, publicado el pasado 25 del mes y año en curso. Son tres los factores que identifican el triunfo de Trump y su supervivencia en el cargo que actualmente ocupa: lo económico, lo político y lo psicológico. Por lo que se refiere a esto último, comenta el editorialista, representado por el temor, el miedo y el pánico vistos en su escala clínica-patológica.
Y considerando también, que tales factores han de ser comprendidos y analizados fuera o al borde de la lógica y racionalidad común y tradicional. El miedo que se siente en las economías de Occidente proviene, no tanto de sus estructuras de desarrollo internas y su quehacer doméstico, provienen más de afuera y relacionados con el terrorismo, visto éste como estrategia de confrontación de Oriente, Medio Oriente y África del Norte, con Estados Unidos; de ahí entonces, la vulnerabilidad de EUA y sus reacciones belicistas.
El gobierno de Norteamérica considera que la frontera sur (no tanto la norte, con Canadá) es porosa, insegura, descuidada y que se extiende hasta Centroamérica, por la que han ingresado masivamente toda clase de migrantes y mercancías nocivas, productoras de grandes recursos económicos ilegales y violentos. Entonces, cuando este tipo de miedos están generalizados y existe la convicción en la sociedad estadounidense de que las amenazas vienen de fuera, la única solución práctica y salvadora es cerrar la puerta, colocar candados y rejas y expulsar todo lo que se considere nocivo o ajeno, para seguridad interior.
¿Cuáles serían, entonces, las herramientas para asegurar la frontera sur de la Unión Americana? Por supuesto, en ese pensamiento, amenazar, insultar y abusar del débil, exigiendo revisar y traer a la realidad presente, el contexto de las relaciones con México, centro y sur de Latinoamérica (comercio, migración, seguridad regional, narcotráfico y demás). Sin duda, habría que entender que hay cosas que están más en lo irracional del presente y menos en la racionalidad doméstica.
NOS VEMOS Y LEEMOS EL PRÓXIMO MARTES.