La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo a 2.0% su pronóstico de crecimiento para México en 2019. Esta reducción se suma a las previstas por otros organismos nacionales e internacionales. Entre las causas anunciadas por estos organismos se encuentra, principalmente, la desaceleración económica global, tema que pareciera no es tratado con la importancia requerida por parte del gobierno de México.
El miércoles pasado, la OCDE hizo pública la actualización de sus previsiones de crecimiento económico. En estas se contempla que la economía mexicana crecerá al 2.0% en 2019, 0.5% menos que lo publicado en noviembre de 2018. Las previsiones para 2020 son más positivas, se calcula un crecimiento al 2.25%, 0.5% menos que las previsiones publicadas anteriormente.
En la última semana de febrero, el Banco de México (Banxico) revisó a la baja las expectativas de crecimiento nacional para 2019. El rango presentado para este año, en su cuarto Informe Trimestral de 2018, quedó entre 1.1% y el 2.1%, con una media de 1.6%; mientras que la expectativa pasada era entre 1.7% y 2.7%, con una media de 2.2%. Para 2020, el Banxico estableció un rango entre 1.7% y 2.7%, con una media de 2.2%, mientras que en el informe anterior se consideró un rango entre 2.0% y 3.0%, con una media de 2.5%.
En enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su pronóstico de crecimiento para 2019 a 2.1%, lo que implicó una reducción de 0.4% en comparación con su reporte previo. Para 2020, el organismo fue un poco más positivo y contempla un crecimiento de 2.2%, 0.5% en comparación a su reporte previo.
En los tres reportes, la desaceleración económica global es un factor constante para la reducción de la productividad nacional. Los principales causas consideradas para explicar dicha desaceleración es el conflicto comercial entre Estados Unidos (EE.UU.) y China; la instabilidad política y económica en Europa, principalmente por el Brexit; la reducción productiva en China y la inestabilidad de varias economías emergentes.
Estas coyunturas internacionales afectan a las economías interconectadas económica y comercialmente, y es importante que los gobiernos tomen con seriedad las mismas. La reducción de la económica mundial se refleja en la disminución de importaciones y exportaciones, lo que afecta la balanza comercial de los países; en consecuencia la oferta de empleos, lo que a su vez, reduce la demanda y producción de bienes y servicios en las economías domésticas, afectando su productividad nacional y a sus sociedades. No basta con ignorar las previsiones y argumentar que combatiendo la corrupción mejorará la economía, se deben plantear políticas serias y con base en evidencia de la realidad mundial.
La desaceleración global y su efecto en México
