La inclusión de todas las voces es el elemento principal para construir un proyecto de futuro para México. El diálogo constructivo y el intercambio de distintas propuestas fomenta la generación de acuerdos y fortalece la unidad requerida para responder a los retos que enfrenta el país. La unidad es el objetivo que debe estar en la mente de la ciudadanía y los profesionales de la política mexicana.
Pensar en el futuro de México debe ser más importante que pensar en intereses y obsesiones particulares. El país tiene grandes retos por superar, y para hacerlo se deben dejar de lado las ideas mesiánicas, basadas en la nostalgia de un pasado mejor. Por el contrario, se debe mirar al futuro y trabajar para construir las bases que aseguren el desarrollo integral de la sociedad.
Es momento de sumar voces para generar un diálogo constructivo. El debate y conciliación de ideas o posturas políticas es necesario para que las personas sumen sus esfuerzos en objetivos consensados. La diversidad de demandas en el territorio mexicano obligan a representantes y representados a intercambiar experiencias y propuestas de solución a situaciones específicas, pero comunes a la vez.
La autocrítica es importante para reconocer errores, pero sobre todo para dar continuidad a los aciertos. Los representantes políticos deben reflexionar las decisiones pasadas; reconocer los alcances logrados para establecer referencias, basadas en la experiencia, que ayuden a definir un camino de mejora; y así, aumentar la eficiencia en la solución de demandas sociales. Es a partir de la autocrítica que se puede generar empatía social y generar las oportunidades para conciliar distintas voces.
El contexto nacional e internacional demandan el trabajo conjunto de los mexicanos. En varias regiones del país existe malestar social, a causa de un alta perspectiva de falta de representatividad política. La sociedad exige que sean escuchadas sus demandas, y sobre todo, atendidas. Las relaciones comerciales en el mundo están cambiando, y exigen a las naciones, y a sus políticos, adaptación para establecer mejores relaciones diplomáticas.
Es momento de construir unidad. La disidencia de ideas, en todos los temas nacionales, siempre ha existido; es normal en una sociedad democrática. Sin embargo, conciliar parámetros de unidad entre diversas voluntades políticas no es tarea fácil. Es un ejercicio de negociación política que favorece a todos, a partir de acuerdos a corto y mediano plazo que consolidan la construcción de proyectos a largo plazo.
La inclusión de voces para genera unidad es el elemento principal para el desarrollo de la sociedad y para potencializar su participación democrática en asuntos públicos, nacionales e internacionales. Es necesario que los representantes políticos escuchen a la ciudadanía, a sus votantes. El impulso que México necesita está en la suma de voluntades para generar las acciones pertinentes que favorezcan a toda la sociedad mexicana.