En semanas recientes tuve la oportunidad, siempre grata e interesante, de asistir a la presentación de tres publicaciones, que por fortuna tienen mucho que ver con la modernidad y las actuales formas masivas de comunicación sin información, y bastante lejos del conocimiento. Me refiero a los títulos: “El demonio de la interpretación” (el ensayo), “Retrato del artista decadente” (novela) y “El neoliberalismo en México” (tratado sobre economía). El primero escrito por Gonzalo Lizardo, el segundo por Odette María Rojas, y el tercero por Eduardo Rivadeneyra.
La oportunidad se presentó durante la Feria Editorial del Palacio de Minería, en el espacio que correspondió a la premiación (las dos primeras obras) de los ganadores del concurso: Premio Internacional de Ensayo y Narrativa, en su XIV edición, convocado como cada año durante la feria, por la empresa Siglo XXI Editores.
Para el caso de la obra del narrador e investigador literario Gonzalo Lizardo, su contenido e intención gira en torno a la necesidad que él advierte, existe de bajar del nivel de la academia pura al de la docencia práctica, las herramientas y técnicas suficientes para interpretar textos y documentos de manera rigurosa y creativa. Para lograr tal fin, el autor echa mano de inicio, a que la interpretación es inherente a todo ser humano y su pasado.
Lizardo, el también docente, critica en el desarrollo de la obra el actual vacío que padece el nivel escolar, respecto al hermetismo y la hermenéutica -abrir caminos a lo cerrado, arte de interpretar-, donde se tienen ideas muy vagas y confusas, tanto para el educando como para el educador, por lo que él consideró buena idea, aterrizar ambos conceptos y significados utilizando ejemplos literarios, desde la Antigüedad y la Edad Media, pasando por el
Renacimiento y Descartes, hasta el Romanticismo y la actualidad.
Destaca Gonzalo Lizardo, la importancia que tiene el saber interpretar, sobre todo en el deambular comunicacional, en redes sociales (que a causa del manipuleo se vuelven sucias, digo yo) y en el internet abierto, infinito ciberespacio en el que todo mundo puede opinar, decir, inventar, enviar imágenes con frecuencia manoseadas, y finalmente exhibir, juzgar y condenar sin ton ni son, asevera con rigor ético el autor.
Hay en este mundo de la cibernética, con frecuencia, linchamientos públicos por una frase o palabra dicha por alguien y sacada de contexto para hacer escarnio y burla injustificada. En suma, insiste Lizardo, hay un enorme riesgo de malinterpretar o sobre-interpretar textos e imágenes difundidas con desconocida intención, a su vez convertidos en falsos testimonios que descomponen y dañan la cohesión social, condición ésta, indispensable para pasar de la cultura (marco de costumbres, creencias, conductas y reglas éticas), a la civilización (expresión máxima de una sociedad organizada y ennoblecida por el orden, el saber y la cordura).
Paso ahora, amigo lector, a platicarle muy brevemente el tema y argumentación del libro (género novela), de la jurista e historiadora del derecho, Odette María Rojas Sosa: Retrato del artista decadente, también premiado y reconocido en el mismo evento que hoy le comento amigo lector. Se trata de la historia de un niño artista que ganó fama participando en un programa cómico de televisión, trasmitido a mediados del siglo pasado, y su posterior tránsito por la adolescencia, juventud y madurez.
Tiempo en el que perdió fama y popularidad debido al quebranto de la gracia y simpatía que tenía en los primeros años de su vida. Suceso por cierto, normal e ingrato que le provocó pesar, sufrimiento y confusión, factores estos, que le dificultaron encontrar la forma de ser una persona normal y común.
No dejo de platicarle, mi amigo lector, el segundo de los libros, que bien sea nuevamente dicho, es un tratado de economía nacional, cuya finalidad es llevar al lector, de manera fácil y rápida, del desarrollo estabilizador al neoliberalismo y de ahí, a la globalización. La edición corrió a cargo de la editorial Horizontum y de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Prologado por el licenciado Morelos Jaime Canseco González, distinguido y bien recordado tamaulipeco.
Cierto que la teoría económica, no es algo que se pueda representar en un mapa que permita localizar e identificar coordenadas y cruces benéficos o malignos, nunca ha sido por otra parte, un recipiente de verdades absolutas, por el contrario, es la teoría económica una encrucijada de caminos y veredas, todas acechadas permanentemente por un cúmulo de circunstancias y oscuros impulsos, que hacen ganar al ganador y perder al perdedor.
Sin embargo y así concluye el libro, en un reclamo que a juicio propio, va de la ironía al lamento y de la destreza técnica, para explicar y tratar de predecir sucesos en los que siempre ganan los mismos y pierden los que nunca pueden ganar, a la desilusión, fiel compañera de tristezas y melancólicas resignaciones.
GRACIAS POR SU TIEMPO.
