A pocos días de que termine el 2020 nos encontramos en un mundo lleno de retos que debemos atender de manera prioritaria. Retomando las concretas palabras del Secretario General de la ONU: el planeta esta roto.
De todos los desafíos que enfrentamos como humanidad, el cambio climático es el más peligroso, pero lamentablemente es quizá en el que menos trabajamos de manera individual. Pareciera que estamos en guerra con el planeta. Nuestras acciones diarias no reflejan preocupación o prioridad por atender la problemática.
Ecosistemas desaparecen frente a nosotros; especies se extinguen por completo; las sequías crecen; los océanos se llenan de plástico y sus arrecifes mueren. El aire y el agua se contaminan de tal manera que nueve millones de personas mueren al año gracias a ello (esto es 9 veces más que las muertes provocadas por la pandemia de COVID-19). Qué decir de los desastres naturales, año con año vemos cómo comunidades enteras desaparecen gracias a huracanes, inundaciones, incendios forestales, entre otros fenómenos cada vez más extremos.
El cambio climático afecta a todos los países, en todos los continentes. Altera la forma en la que vivimos, impacta en las economías nacionales, impulsa el desplazamiento de personas y hace más complicada la ya difícil tarea de acabar con la pobreza y la desigualdad.
Nosotros, los seres humanos somos la causa de todo esto. La buena noticia es que también nosotros podemos revertir el daño. El reto prioritario para el 2021 y el resto de nuestra existencia será detener el daño que le causamos al planeta; detener la guerra que tenemos en su contra y la cual seguramente perderemos al menos de cambiar el rumbo lo antes posible. Se necesitan medidas urgentes para abordar esta emergencia: desde impulsar una transición verde; promover el crecimiento sostenible; mejorar la educación dentro y fuera de las aulas respecto al cambio climático; políticas públicas y planes nacionales con enfoque medio ambiental; y sobre todo mucha cooperación.
Revertir el cambio climático y sus efectos es una tarea que podemos atender desde lo individual y de forma colectiva. Empresas de todo tamaño: emprendedores de cualquier giro; gobiernos de cualquier nivel. No importa quién seas o a qué te dediques: el desafío más grande que enfrentamos como humanidad requiere de todas y todos.