Cruz Azul

De muchos de mis allegados es ampliamente conocido que hubo un tiempo en que era fanático del equipo Cruz Azul. Y digo lo era, porque ya no solo soy. Y no lo soy desde que perdieron de la peor manera aquel campeonato con el América, en el 2013, en que de último minuto el portero Moisés Muñoz les metió el gol con el que les empataron y luego perdieron en penales. Fue el acabose. A manera de broma les digo a quienes saben de mi anterior amorío con el Cruz Azul, que después de esa tremenda derrota una vez iba pasando por la iglesia “Pare de Sufrir” y entré para ver cómo podía parar de sufrir y un supuesto Pastor me dijo “si quiere dejar de sufrir ¡ya no le vaya al Cruz Azul!” Y efectivamente, desde que ya no me interesó el equipo, dejé de sufrir, dejé de estar al borde de la histeria, y la desesperación cada vez que el conjunto deportivo “la cruzazuleaba” como ya se le conoce al término de precisamente “regalarla”, regarla en todo el sentido de la palabra. De hecho hasta dejó de interesarme el fútbol del balompié mexicano, y ahora cuando me dicen que a qué equipo le voy, les digo que al Barcelona de España, ya que esos siempre ganan y con ellos sus seguidores no hacen corajes, todo es felicidad. Sin embargo en casa tanto mi padre como mi hermano, ambos de nombre Salvador, así como muchos otros de mis amigos, le sigue yendo al Cruz Azul, y la verdad no puedo verme ajeno al sufrimiento que constantemente siguen padeciendo por tanto descalabro que sigue teniendo el equipo, de tanto ilusionarse de que “esta sí es la temporada buena”, “que por fin van a quedar campeones”, de empezar muy bien la temporada y conforme pasan las jornadas se va cayendo en el mismo abismo, la misma decepción, los mismos corajes y desgracias de cada año. De tener no solo 22 años ¡sino 44 temporadas! de no ganar el título. ¿Y todo por qué? Pues simple y sencillamente por los enormes errores de la directiva, esa vetusta y complicada directiva que ya merece irse y dejar que gente nueva se haga cargo del timón. Porque la nueva “metida de pata” en que han incurrido, de evitar que Ricardo Peláez, quien es una persona que sabe de fútbol, y que tiene amor por la camiseta, se haga cargo de las contrataciones, y todavía lo hayan insultado y con ello Peláez haya decidido renunciar al equipo, es una clara idea de que los actuales directivos encabezados por Guillermo Álvarez ya se larguen a sus casas, toda vez que han hecho más daño que bien. Alguien puso en Facebook un comentario muy interesante, “no estamos salados, ni tenemos una maldición, simplemente contamos con una muy mala directiva que solo se interesa por lo económico, y no por el equipo, mucho menos su afición”. Y eso es muy cierto. Hasta donde entiendo los directivos del Cruz Azul no son los dueños del equipo, pues este se maneja por medio de una cooperativa. Entonces ¡¿qué esperan cruzazulinos para presionar a la salida de esos directivos?! Sé que no soy quien, para instar a tal hecho, pues ya ni aficionado del equipo soy, pero dado a que sé lo que se siente ser la burla de los demás seguidores de otros equipos, de lo que es sufrir por tener un equipo mediocre, por eso hago la propuesta, y si no quise hace seis años alzar la voz al respecto, ahora lo hago a nombre de todos mis amigos cruzazulinos. Porque sé que muchos de ellos, pesé a tantas humillaciones recibidas, ahí siguen confiando, y a todos ellos les reconozco que tengan ese amor por su equipo, la verdad es admirable. Yo no pude, aunque acepto que en el fondo los sigo siguiendo, pero ya sin sufrir tanto. Para que mejor me entiendan esto es algo como el marido que sabe que su mujer lo engaña, y tonto es si sigue con ella. Así fue mi caso, me sentí engañado por el equipo y por eso me fui. Pero también entiendo que haya maridos que quieran tanto a la mujer, que acepten el engaño. Allá ellos, ya es cuestión de criterios, ya es cuestión de cada quien. Total, siempre habrá tiempo para componer las cosas… pero sin aceptar más engaños.