Cines

Tenía yo entre 6 y 10 años de edad cuando estaban en auge cuatro cines en mi querida ciudad de Nuevo Laredo. Estos eran el Sami-Continental, el Latino, el Palacio y el América, todos manejados por la misma compañía. El Latino era el más presentable y el que de hecho proyectaba las películas más recientes, aunque estas tardaban en llegar hasta seis meses después de su estreno en la meca del cine, es decir en Estados Unidos. Y es que antes no había la tecnología de ahora que permite estrenar simultáneamente una película en salas de todo el mundo. No, antes las películas se estrenaban en Estados Unidos, luego de ahí pasaban a Europa, y posteriormente a América Latina, donde si bien nos iba llegaban primero a México. Y el cine Sami-Continental las pasaba. Dicho cinema se ubicaba sobre la calle Madero, entre Ocampo y Reynosa. Ese cine lo llegué a ver lleno hasta los pasillos, cuando las entradas se vendían sin control, y la gente se sentaba hasta en el piso. Recuerdo bien que esa ocasión se proyectó la película Breakdance, en el año de 1984. Estaba también el cine Latino, sobre la avenida Matamoros, entre Arteaga e Independencia, frente a la plaza México, y donde también proyectaban películas americanas, aunque ya no tan de estreno, así como algunas clásicas del cine nacional. El cine Palacio, de Morelos y Mina, primero pasaba puras películas de Disney, pero luego le cambiaron a puras películas semi-pornos, a donde llegaban sujetos engabardinados, con lentes y sombreros de detectives. Y el cine América, era el de “los churros”, las películas de los hermanos Almada, de las matazones, y una que otra de la India María, sin faltar las de El Santo. Era el cine más feo de todos los que había, con muchas ratas, a tal grado que decían que cuando fueras ahí pidieras tu garrote para matar ratas. Ya más adelante, a fines de los 80´s surgieron los de Organización Ramírez Multicinemas, uno en el complejo comercial de la tienda Gigante Reforma, que era el más lujoso, y donde había tres salas que pasaban películas de las más recientes, y el México, de Guerrero y Madero, donde también estaba buena la programación, y a la medianoche pasaban películas “Tres Equis”, con la asistencia de más engabardinados. Claro que muchos recordarán el cine Juárez, el cine Independencia y hasta el auto-cine Serenata, entre otros más, pero esos ya son de época más antigua, que no alcancé a ver. Me han contado que en el cine Juárez pasaban hasta tres películas. Estos cines, de muy bajo relieve, fueron sustituidos precisamente por el Latino, Sami, Palacio y América, y estos a su vez por los de Organizaciones Ramírez Multicinemas. La época de la renta de videos le pegó mucho a los cinemas, máxime que se conseguían películas que todavía no pasaban en las salas de cine. Fue necesario que el cine revolucionara, y empezara a proyectar las películas en estreno mundial, para que la gente volviera a las salas, y a la vez los cines también fueron modernizados. Así pues llegaron los MMCinemas, y más adelante Cinemax y el imperio de Cinépolis, que hoy en día sigue liderando el mercado, pero aún así lidiando con Netflix y el pago por evento. Hoy hay quienes van a una función de medianoche para ser los primeros en su ciudad en ver una película, siendo que antes nos llegaban primero las barajitas promocionales (de esas que traían un chicle) antes que las mismas películas. Pero bueno, se entiende que ahora la tecnología ha puesto al alcance de muchos, infinidad de cosas que antes eran difíciles de conseguir. Muchos creen que las generaciones son prodigadas con la tecnología, pero a decir verdad el entusiasmo que tuvimos, quienes son de mi generación, de ir al cine, no le envidia nada a los chamacos de hoy. Eran otros tiempos sí, pero la diversión sigue siendo la misma, o incluso antes hasta era mejor.