Cada etapa de formación tiene sus necesidades, las cuales vamos descubriendo y enfrentando, conforme va pasando el tiempo. Es muy conocido por todos que la etapa de la adolescencia es de las que más requiere nuestra entrega y paciencia; ya que por un lado es la etapa de reforzar lo enseñado en la etapa formadora de la niñez y por otro lidiar con los cambios propios de la edad, teniendo en cuenta en todo momento, quien es el adulto. Esto también es un desafío, ya que la cordura debe caer en nosotros.
Si tenemos más de un adolescente en casa, la formación es desafiante. Pero ¿Qué pasa cuando tenemos dos adolescentes?. ¿Hombre y mujer?. ¿Uno Neurotípico y otro Autista?. Se pone interesante, ¿verdad?.
Hoy comparto un fragmento de mi vida en presente. No hay fórmula perfecta, ni varita mágica. Existe algo mejor. Solo necesité fortalecer algo tan simple, que esta todo el tiempo frente a nosotros: La comunicación. Así de sencillo suena, pero así de complejo es. Gracias a la comunicación viví para empezar el proceso de aceptación más rápido, acepté las necesidades de cada uno, mas alla del autismo, o de la diferencia de sexo. Trabajo en proveerles lo que necesitan. La aceptación fue clave para avanzar positivamente. Les aseguro que aquí es donde todo comienza a tomar otro sentido.
La incansable comunicación con los dos, por separado y grupal, con oportunidad de opinar, debatir y respetar. Enseñarlos a escuchar y estar atentos en todo momento a cualquier distracción innecesaria.
El Autismo en nuestras vidas vino a ofrecernos una formación adicional, desafiante en todos los sentidos, pero nos ha concedido engrandecer nuestras capacidades y habilidades que no sabíamos que existían.
Podremos romper barreras y obtener victorias con la lucha diaria y el enfoque correcto.
Las exigencias y necesidades de mis adolescentes me hicieron darme cuenta que todos los que formamos, como yo, entre lo Neurotípico y el Asperger, somos también la madre de todas las influencias. Abril mes del Autismo.
•Kiki
