Por primera vez en la historia
la muerte se quedó lela,
¿cómo le haré pa llevarme
a la mentada Carmela?
La tarea no era fácil
tendría que ser de prisa,
pues la despistada muerte,
se vino al mundo sin visa.
Hay que esperar a que cruce
de Laredo en donde vive.
y a Nuevo Laredo viene,
por la lana que recibe.
Carmen Lilia Canturosas
ya no tiene llenadera
y solo está en presidencia
para llenar la cartera.
Bien vestidita la dama
con ropa fifí de marca
no importa que la ciudad
nomás la tilde de transa.
El pueblo le es poca cosa
y siempre ve por encima,
por eso sin una duda
la buscaba la huesuda.
¡Creo que se anda escondiendo!
se dijo la de ultratumba,
¡tal vez en un socavón
pues en las colonias nunca!
En eso estaba la muerte
pensando cómo le haría,
pues no podría comprarla
con todo lo que tenía.
Se siente como monarca
con un montón de bufones
que se arrastran sin pudor
en cabildo y sus sesiones.
Se llena de aplaudidores
que le festejan sus tranzas
no importa que los desvíos
le toquen a Tracotramsa.
Pensó y pensó la “morida”
y me revivan si miento,
debe parar Carmen Lilia
su vil enriquecimiento.
En el infierno la esperan
con toda seguridad
cuando la alcance la parca
por toda la eternidad.
¡Basta! dijo la muerte
se le acabó ese corrido
mejor me voy a esperarla
para cuando cruce el puente.
Y ahí estuvo la huesuda
hasta que llegó ese día
que se llevó a Carmen Lilia
y a toda su dinastía.
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