Estalla la bomba ¡Hay crisis! Tal cual sucedió justo esta semana por lo que quiero compartirles en estos Apuntes esa experiencia muy personal, que desde esa óptica hay tanta similitud con los tropiezos que ya están teniendo las campañas políticas y por lo que me buscaron para hechos tan disruptivos de candidatos o candidatas, tanto de Nuevo León, como de Tamaulipas.
Empecemos con lo personal, solo para compartir con ustedes lo práctico que se puede aplicar en la vida cotidiana rutas de la comunicación de crisis, una especialidad que trata de controlar todo hecho disruptivo en la gobernanza de instituciones, empresas, gobiernos, y desde luego con candidatos, sus campañas o hasta personajes públicos.
Bien, todo indica que estalló la bomba del refrigerador –quizás fue el compresor- de mi casa, eso provocó un incendio que afortunadamente no consumió la cocina integral hecha de madera, pero sí generó una densa capa de humo negro que cubrió los dos pisos, introduciéndose hasta en los cuartos que estaban con las puertas cerradas, además que permeó un particular olor a químico muy penetrante. Las siniestras fotografías que me enviaron no eran nada comparado con la dantesca realidad. Justo después de doce horas de arribar a mi domicilio para atestiguar la crisis, la generosidad de mi padre lo movió a llamarme para decirme que iría a comprar un nuevo refrigerador para que yo tuviera esa noche dónde guardar mis alimentos, algo que desistí de inmediato.
¿Por qué no acepté la generosidad de mi papá? Muy simple, no sabemos lo que originó la crisis, sí era alguna falla del compresor del refrigerador o una falla del suministro eléctrico pues estaba fundida la caja de conexión eléctrica. Esa simple disyuntiva genera dos rutas probables, una que al llevar un nuevo refrigerador probablemente estallaría sí fue un asunto eléctrico o que funcionaría muy bien porque lo que falló fue la bomba del aparato siniestrado.
Quienes me consultaron en esta semana por sus crisis que vivieron en campañas –tanto de Nuevo León, como de Tamaulipas-, se adopta exactamente el mismo patrón de cualquier crisis personal; tanto el candidato o su equipo de campaña no debe sin pensarlo tapar la falla del vacío que generó la “falta de un refrigerador” y menos a negarse a ver la realidad -como fue en lo particular de dos casos que me expusieron- que algo estaba “mal en la cocina”, eso no soluciona nada, simplemente hace más aguda la situación.
En mi libreta de Apuntes de comunicación política ¿Cuál es la ruta razonable que debe seguir toda campaña que entró en un hecho disruptivo como para operarlo con comunicación de crisis? En mi ABC destaco:
A. Origen de la crisis
Con cabeza fría se debe determinar el origen de la crisis, sin inculpar a todos los que probablemente estarían involucrados. Es crucial determinar el origen y la causa de la crisis.
B. Ordenar las ideas
Con cabeza fría –ya teniendo en claro cuál fue el origen y la causa de la crisis- se debe ordenar las ideas de las probables rutas para controlar, amainar o desaparecer el hecho disruptivo.
C. Prospectar los escenarios
Con cabeza fría se deben prospectar todos los escenarios que tendrá la crisis –sin inculpar a diestra y siniestra-, para que de ahí se pueda diseñar las rutas que se deben seguir con rigor disciplinario para controlar, amainar o desaparecer el hecho disruptivo.
Para finalizar, un punto sumamente vital de un hecho disruptivo que incide en una campaña política, es la primicia fundamental que es no generar otra crisis de la crisis misma, por ello todo debe ser atendido con cabeza fría; estalla la bomba ¡Hay crisis! Sí, ahora controla, amaina o desaparece el hecho disruptivo, y a lo que sigue que lo único que no hay en tiempos de campaña es el tiempo. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com
