¿Qué credibilidad puede tener un delincuente como Emilio Lozoya?
Antes de convertirse en colaborador estrella de la 4T, anduvo huyendo. Para presionarlo hubo necesidad de detener a su hermana y madre, hasta que finalmente lo detuvieron en España. Luego le ofrecieron inmunidad y desde ese momento, cómo se ha de haber arrepentido de no haberse entregado antes.
Hoy Lozoya embarra a todo mundo. Todos son corruptos, menos él. Y con que él lo diga, es suficiente. Dice que lo obligaron a entregar sobornos, pero no dice que a cambio de ello se llevaba una jugosa tajada, porque nada es gratuito.
La 4T se contenta con embarrar a Enrique Peña Nieto. Habrá que ver si lo sientan en el banquillo de los acusados y habrá que ver si lo encuentran culpable.
Hasta ahora el caso Lozoya es puro circo.
Y mientras se ataca a los panistas a los priistas no se les toca ni con el pétalo de una rosa. Y no se les toca, porque el rival a vencer en el 2021 es el PAN, no el PRI.
Por eso Alejandro Moreno no alza la voz en defensa de Peña Nieto. Las lealtades duran mientras se tiene el poder, ya después es ociosa esa lealtad.
Si los señalamientos contra Peña Nieto se hubiesen presentado mientras este era Presidente, los priistas estarían dándose de moquetes con los groseros.
Y solo a una persona se le ocurre decir que si el pueblo quiere se llevará a juicio a los ex presidentes Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. A la gente se le enjuicia por su presunta responsabilidad en la comisión de un delito, no porque lo decida una encuesta patito.
En otro tema, el director de Radiorama, Víctor Noguez Díaz se sumó a la lista de víctimas fatales del Covid-19. Nuestro pésame a su familia.
El Covid se ha convertido en verdugo de muchos y sin embargo, hay gente que insiste en no cuidarse y no cuidar a los demás.
Necesitamos ponernos en las botas de los demás. Nada nos cuesta aplicar las medidas de la sana distancia, el uso de cubrebocas y el lavado constante de las manos. Necesitamos hacerlo todos, para que se reduzca el número de decesos en Nuevo Laredo.
Además, de que muere la gente que conocemos y queremos, son muertes muy dolorosas. Qué bueno que el Covid fuera irse a dormir y ya no despertar, pero no es así. Es una muerte dolorosa y puede ser muy larga la agonía.
Aunque parezca fastidioso, hay que cuidarnos.